Fernando
G. Castolo*
Coinciden tanto Pedro Mariscal como Francisco Hernández López que el poemario bien puede encontrar eco en la intimidad del que se aproxime a su lectura; porque, en algún momento de nuestra vida, hemos padecido o hemos coincidido con doña Ramos (como se le conocía).
Hay oficio porque hay pasión en la manufactura. Hay estatura porque se ha practicado tenazmente. Hay espíritu porque su lectura logra conmovernos, a grado tal, que terminamos por celebrar esta nueva aportación de un poeta que, como buen alquimista, nos ofrece benignamente su última obra maestra.
Vale la pena aproximarse a los contenidos y al continente de "Un adiós para Ramona", de Martín Adalberto Sánchez Huerta, bajo el sello editorial de Cartonera Ateneo Tzapotlatena, proyecto que encabeza el diligente Carlos Axel Flores Valdovinos.
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