Fernando G.
Castolo*
Muy lamentable resulta observar, dentro de
las actividades que se desarrollan en el marco de la función anual a
Señor San José, una serie de situaciones que ponderan la otra cara,
aquella en la que se evidencian protagonismos, insultos y hasta
golpes entre quienes participan en actividades como el Reparto de
Décimas, los Enrosos y los Carros Alegóricos.
La celebración
al santo patrono protector contra los temblores y calamidades de
índole natural, jurado como tal por nuestros ancestros hace 275
años, no es, necesariamente, todo aquello que nos comparten los
cronistas y medios de comunicación a lo largo de la historia.
En
este ambiente festivo también hay situaciones enardecidas que
ensombrecen un hito que ha trascendido épocas y fronteras. Bueno,
finalmente somos humanos; pero en esa humanidad existen desacuerdos
que ponen en evidencia situaciones mezquinas en medio de "gente
buena", católica, quienes están exhortados a la sana
convivencia y a tolerar las diferencias con el semejante.
Muy
desagradable nos resultan observar ciertas escenas que protagonizan
aquellos que ofrendan a San José, a manera de homenaje, lo mejor de
sí. Un reclamo lleva al insulto y, por consiguiente, el insulto
puede llevar a los golpes, sin importar la presencia de niños que
miran, con ojos de asombro, la mortalidad de sus hermanos, padres o
abuelos.
No todo es benevolencia en esta fiesta que nos invita
a la unidad y a la solidaridad y, eso, es muy lamentable. Ojalá que
los ánimos de enojo se evitaran en este marco festivo y, por
consiguiente, que prevaleciera la armonía a la que nos invitan los
relatos bíblicos que son el sostén en la cotidianidad de quienes se
dicen católicos y, por ello, ofrecen su homenaje a la figura
patriarcal josefina.
*Historiador e investigador.
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