Dicen que un material, fuente insigne e
inagotable de conocimiento, nunca llega tarde. Así, en esta tarde
apacible en que se descansan los sagrados alimentos, llegó vía
WhatsApp una imagen de la revista ilustrada de actualidad "Para
Todos", impresa en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, en octubre
de 1937.
Esta
revista, edición especial patrocinada por la Cámara de Comercio y
el Comité Pro Feria de Ciudad Guzmán, ofrece en sus páginas un
texto que carece de firma y que tiene un título antojadizo de
devorarse inmediatamente: "Ciudad Guzmán, una Joya Preciosa
enclavada en el Sur de Jalisco". En el cuerpo de este evocador
artículo se destacan las cualidades paisajistas, arquitectónicas y
humanas de este rincón geográfico al que definen como "... la
ciudad del ensueño, de la hermosura, de la sinceridad que sabe abrir
los brazos a todos los viajeros, y mostrarles la atracción y la
riqueza de su suelo...".
A uno se le erizan los vellos
cuando refieren voces ajenas las bondades de nuestro terruño. No se
puede menos que exclamar que cualquier epíteto le queda corto a la
antigua Zapotlán, la que ha sabido guardar un equilibrio entre lo
añejo, lo rancio de la estirpe, y lo vanguardista, lo cosmopolita
que se respira en sus calles con aquel movimiento urbano que la hacen
simplemente encantadora.
En líneas más adelante se destaca la riqueza de sus valores humanos, humanistas y humanizados: "... en todas partes es elogiada calurosamente la mentalidad y la ciencia de muchos guzmanenses que triunfaron o triunfan en diversos lugares del país...".
No
cabe duda que nuestra ciudad guarda en sus entrañas, desde los
mismos anales de la historia, un lugar preponderante en el espectro
universal por las muchas cualidades que desde siempre ha poseído,
empezando por su agradable clima y el dinamismo de su economía,
motor de Jalisco y de la región que nos circunscribe. Termina el
texto apuntalando la cabecilla: "Ciudad Guzmán... es una joya
preciosa enclavada en el terciopelo de nuestro rico estuche
jalisciense". Textos como este me hacen pensar en lo orgulloso
que me siento de ser hijo de esta "cuna de grandes".
Agradezco
el material a mi dilecto amigo Mauro Ávalos quien, a su vez, lo
recibió de nuestro paisano Alejandro Espinoza Arreola.
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