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domingo, 20 de octubre de 2024

El epinicio literario de Zapotlán


 

Fernando G. Castolo


Hay en el aire un asombroso ambiente renovado. Las brisas frescas del valle, enternecidas con las fragancia de los pinabetes que lo circundan, han alcanzado una especie de cénit en el ámbito literario. Estamos ante la conmovida escena en la que nace esa “época de oro” y por la que Ciudad Guzmán será reconocida como la “cuna de grandes artistas”.


Acaban de sucederse los cruentos tiempos de la llamada Guerra Cristera. Estamos en el limbo pacífico entre dos guerras mundiales. A pesar de ello hay una recesión económica en las potencias, lo que significa un respiro para países que, como México, son materia prima disponible para apoyar, con productos y mano de obra, en el proceso de la reconstrucción.


En México existe un latente espíritu creativo y propositivo con el grupo de Los Contemporáneos, quienes evocan imágenes con una voz novedosa que invade de entusiasmos a otros inquietos intelectuales de la provincia.





En Guadalajara, Agustín Yáñez encabeza la “Bandera de Provincias”, a la que se suman personajes que, hoy por hoy, son un referente obligado en la lectura histórica de las letras jaliscienses y nacionales.


Zapotlán el Grande, en el sur de Jalisco, ha sido un escenario de acontecimientos relevantes a lo largo de historia; así que no podía quedar fuera de este movimiento telúrico que conmovía esos espíritus creativos.


El 20 de octubre de 1931 aparece en circulación el medio periodístico “Plus Ultra”, semanario independiente de información y literatura, proyecto encabezado por el profesor José Padilla Montoya (San Juan de los Lagos, Jal., 26 de septiembre de 1902-Guadalajara, Jal., 5 de febrero de 1979), quien atrae los oficios de un grupo de intelectuales en ciernes que aglutinaba lo “liberal y sereno”. Es necesario acotar que, en su gran mayoría, estos hombres y mujeres de pensamiento eran “fuereños”, como diría Arreola. Fue tanto el ímpetu que inyectó el medio en sus lectores que muy pronto el grupo de colaboradores se acrecentó y hubo necesidad, aprovechando esta sinergia, de generar un grupo cultural, el primero en su tipo en la comunidad.





El grupo cultural llevó por nombre “Cervantes Saavedra”, en franca alusión al afamado escritor de El Quijote, y fue fundado por el médico Roberto Lemus Ochoa (nativo de Durango, donde nació en 1903) el 4 de noviembre de 1932.


Ya desde el nacimiento mismo del periódico hay una necesidad de mostrar las candencias de la inspiración que emana de los espíritus liberales de la ciudad; así, pues, vemos colaboraciones poéticas del zapotlense: José Manuel Ponce Segura (1908), del médico defeño Leodegario Turcio y Flores (1901), del misterioso Franco Beas (¿1881?), del también zapotlense Federico Lizardi Vargas (1911), del Teniente hidalguense Fernando Chávez Fieldens (1904), así como de los zapotlenses Alfredo Velasco Cisneros (1890) y María Cristina Pérez Vizcaíno (1916). Después, una vez conformado el citado grupo cultural “Cervantes Saavedra”, otros nativos y vecinos se unen a este proyecto emancipador de movimiento creador: Francisco Solórzano Espinoza (Ciudad Guzmán, 1909); el empresario Luis G. Castañeda Barajas (Guadalajara, 1908), miembro de la Junta Auxiliar Jalisciense de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística; el abogado J. Jesús Núñez Vargas (Guadalajara, 1901); Arturo Peña Rodríguez (Ciudad Guzmán, 1901); Francisco Valencia Arreola (Ciudad Guzmán, 1909), primo de Juan José Arreola; Teniente Coronel Salvador Viramontes Flores (Tulancingo, Hidalgo, 1904); y Federico Vergara Mendoza (Ciudad Guzmán, 1894).




Con el tiempo, este aglutinado grupo representó un imán para otros ya importantes personajes del ambiente cultural: el médico Antonio González Ochoa (Ciudad Guzmán, 1910), Premio Nacional 1973; el diplomático Guillermo Jiménez (Ciudad Guzmán, 1891); Gilberto Moreno Castañeda (Tamazula de Gordiano, 1910) Premio Jalisco 1956; los profesores Rafael Ferreira León y Gabino A. Palma; Javier Vivando Ruiz (Atotonilco el Alto, 1911); y el ya citado escritor Agustín Yáñez Delgadillo (Guadalajara, 1904), Premio Nacional 1973.


A la sombra de esta importante fronda, otros personajes se sintieron estimulados para sacar a flote el carisma creador de un sentimiento trascendente; así, tenemos a otra camada de gentes que, en su momento, publicaron sus talentos poéticos en esta época dorada: Friné Esperanza Castillo Villanueva (Ciudad Guzmán, 1913); Esperanza Valdovinos Rodríguez (Sayula, 1909), esposa del intelectual Ponce Segura; Luis Preciado de la Torre (Ciudad Guzmán, 1896); Rebeca Uribe Mondragón (Sayula, 1911); María Adolfo Ornelas Hernández (Zacoalco de Torres, 1905); José Muñoz Cota (Ciudad Juárez, Chihuahua, 1900); José Gutiérrez Alcaraz (Colima, 1909); Salvador Fuentes Trujillo (Ciudad Guzmán, 1889); y César Martino Torres (Durango, 1905).


Este, pues, es un asomo, una mal tomada radiografía, a una época de creativos y creadores literarios que se da en Ciudad Guzmán, como una renovada frescura de aires provincianos que tuvo su experimentado epinicio en una época transformadora que consolidó el rostro de la cultura nacional.


Miembro del Capítulo Sur de la BSGEEJ.





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