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jueves, 17 de octubre de 2024

El destino final de Ambrose Bierce


 

José Luis Vivar



Hay escritores que viven aventuras más intensas que sus libros. A diferencia de Julio Verne o Emilio Salgari que nunca salieron a recorrer el mundo, otros autores han sobresalido por vivir en carne propia mucho de lo que cuentan. Bastan tres de ellos como ejemplos: Lord Byron, Ernest Hemingway y Ambrose Bierce.



De este último, nacido en 1842 (Meigs, Ohio, Estados Unidos), se sabe que desde temprana edad tuvo una vida muy agitada. Huyó de su casa muy joven, tuvo amoríos con mujeres mucho mayores que él, y antes de los veinte se enroló en el ejército porque deseaba tener un sueldo, comida caliente y un techo seguro para dormir.


Participó en la Guerra de Secesión, donde vivió los horrores de matarse entre hermanos, como diría años más tarde. La experiencia de combatir un enemigo que se multiplicaba en los campos de batalla lo marcaron profundamente. En la famosa batalla de Kennesaw Mountain fue herido de gravedad. Según testimonios de la época, Ambrose estuvo a punto de morir. Y nadie en ese improvisado hospital pudo explicarse cómo era que había sobrevivido.





Al finalizar la guerra abandonó el ejército y se dedicó al periodismo en San Francisco. Su estilo satírico llamó la atención del magnate W. R. Hearst quien lo contrató como columnista y editor del San Francisco Examiner. Desde un principio sus artículos estuvieron llenos de humor, sarcasmo y crítica social, su estilo era incisivo, duro. Sus palabras iban directo a quien tuviera que señalar o denunciar. Esto le atraía multitud de lectores y de enemigos.


Pero fuera de su labor periodística, sobresale como escritor por su obra de ficción literaria. Aunque a veces lo han encasillado como un autor dedicado al terror y a los temas sobrenaturales, la verdad es que se trata de un escritor que abordó diversos géneros y que la ironía y el retraimiento lo caracterizaron.


Ambrose Bierce siempre estuvo decepcionado de la especie humana. Los vicios y malas intenciones detrás de un comportamiento hipócrita ante los demás, eran los sucesos que más aborrecía. “El Diccionario del Diablo” es un ejemplo de ello. La redefiniciones de términos comúnmente utilizados son a su manera blancos de suspicacias, sátira, humor negro y elevadas dosis de ironía.





Asimismo, tiene otros libros de excelente manufactura y belleza. Uno de sus cuentos más famosos es “El Incidente del Puente del Búho”, —incluido en el libro “Cuentos de Soldados y Civiles”—, cuya trama fantástica remite a historias que se escribirían muchos años más adelante, escritores como Ray Bradbury, Richard Matheson o Jorge Luis Borges.


Al cumplir los 71 años Ambrose Bierce decidió poner punto final a su vida. Aunque no utilizó una pistola para pegarse un tiro, sino que a fines de 1913 abandonó Washington, y de manera súbita sin despedirse prácticamente de nadie, cruzó la frontera para llegar a Ciudad Juárez, con la intención de unirse a las fuerzas revolucionarias de Pancho Villa.





Su decisión fue un verdadero suicidio. Por algo dijo que ser un gringo en México era una forma de Eutanasia. Si logró ser admitido en el ejército de los Dorados es algo que jamás se sabrá. No hubo más noticias suyas, incluso se forjó la leyenda de que había muerto fusilado en la Batalla de Ojinaga, en el mes de enero de 1914. Sin embargo, no existe documento alguno que pueda dar certeza a esto.


En 1985, Carlos Fuentes publicó la novela “Gringo Viejo”, cuya historia se centra en los que pudieron ser los últimos días del escritor. A pesar de todo, el misterio permanece: nunca sabremos su paradero, y menos después de tanto tiempo. Pero sí podemos encontrar todos sus libros y leerlo, como a este genial misántropo sin duda le hubiera gustado.





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