Fernando
G. Castolo
Entiendo, por los años que respaldan la
experiencia, que la labor del Cronista es una labor del todo
trascendente, dado que de otra manera no podría entenderse la
dimensión universal de la sociedad donde, más allá de la
investigación seria por parte de los especialistas, existen
historias particulares que narran la verdadera memoria colectiva de
las comunidades y que, en conjunto, soportan la viveza de las
narraciones que dan cuenta del devenir de la humanidad.
No, no
es una postura auto condescendencia. Es una realidad el hecho de que
la labor de la crónica es la que llega a la parte íntima de los
acontecimientos que le dan rumbo y sentido de pertenencia a los
pueblos del mundo. Conocer quién fue fulana o qué hizo sutano,
permiten dimensionar sucesos y episodios en su justa dimensión,
aderezados con el habla popular y conservados en la memoria de las
gentes que lo vivieron, que les contaron de primera mano o que les
fue compartido, de generación en generación, por ancestros que se
han perdido en las sombras de los tiempos.
Sin la labor del
Cronista no habría fechas que celebrar, ni acontecimientos que
narrar, ni personajes que recordar por su ejemplar vida y obra. Más
allá de una vulgar y mezquina adulación hay un ejercicio sincero y
certero, pasional, lleno de beatitud, no improvisado y de una alta
responsabilidad. Ofrecer datos y datas, fechas y fechos, hechas y
hechos, es toda una labor de entrega total por lo que se desempeña
en el ámbito oficial o no, por mujeres y hombres que entienden y
atienden las cosas que le dan un sentido de pertenencia y de
significación a la riqueza patrimonial de los pueblos, sean
tangibles o intangibles.
La labor del Cronista es de lo más
ennoblecedora y satisfactoria para quienes la ejercen. Representa la
realización de ideales en pos de la trascendencia de los pueblos y
de las ciudades que traducen lo mejor de sí en sus paisajes, en su
clima, en su arquitectura, en su gastronomía, en sus usos y
costumbres, y en tradiciones que las hacen únicas en el plano
universal.
Honrar la desinteresada tarea de los Cronistas es
honrar la memoria misma, aquella que es la auténtica identidad de lo
que somos y representamos más allá de épocas y fronteras.
Historiador e
investigador.
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