jueves, 5 de septiembre de 2024

Un campo santo que honra la memoria de Hidalgo

 

 

Fernando G. Castolo*



El 6 de septiembre de 1861 la Honorable Corporación Municipal ordena clausurar, definitivamente, el Campo Santo ubicado en el centro poblacional. A la llegada de los peninsulares y como parte de sus usos y costumbres, trazan un espacio raso para disponer el Campo Santo, justamente frente a la iglesia dedicada a Santa María de la Asunción; espacio que, por cierto, tendría varias funciones: como atrio, como espacio para el adoctrinamiento de los naturales, y como espacio procesional.


De tal suerte que este primer Campo Santo estuvo en funciones durante más de tres siglos. En el año de 1833, una epidemia conocida como Cólera Morbus se presenta en la población, dejando una mortandad de más de mil almas. Entonces, la autoridad municipal autoriza la traza de un nuevo Campo Santo, extramuros de la ciudad, hacia el poniente.


Este viejo Campo Santo se ubicó sobre la hoy calle Antonio Caso (espacio que hoy ocupa una escuela primaria), y fue conocido como "La Calavera". A partir de ese año fueron dos los espacios destinados a los enterramientos. Finalmente, el Campo Santo de "La Calavera" también fue clausurado a finales del siglo XIX.






Su vida útil fue de poco menos de 80 años, dado que un nuevo Campo Santo fue puesto al servicio público el 15 de septiembre de 1894, y que funciona hasta la fecha, conocido por "Miguel Hidalgo". Este espacio va a cumplir 130 años en servicio, y muy pronto este recinto a los muertos también habrá de clausurarse, dado que se encuentra casi lleno. Esta es, pues, la breve historia de los espacios que han albergado por casi cinco siglos los cuerpos de las gentes de Zapotlán.





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