jueves, 26 de septiembre de 2024

Tuxpan el de Jalisco y “La Feria” de Juan José Arreola

 



Ing. Francisco Javier Sánchez Gómez*


Somos más o menos treinta mil. Unos dicen que más, otros que menos”1 así da inicio una da las obras cumbres de la literatura nacional. Me refiero a La Feria (Primera edición: 1963, inaugura la serie del Volador de la Editorial Joaquín Mortiz, S.A. con Diseño de Vicente Rojo) del ilustre escritor zapotlense Juan José Arreola (1918-2001). Que el pasado 21 de septiembre cumplió un aniversario más de su natalicio. “La Feria” deambula por pequeñas estampas, en muchos de los casos minúsculas, de contenido literario e histórico en un juego paisajístico que se deja leer de una forma casi mágica. Si quisiéramos definir la obra pudiéramos invocar el trabajo de la Dra. Sara Poot Herrera titulado La Feria, una Crónica Pueblerina que se refiere al texto de la siguiente manera: “Voces y fragmentos en primera, segunda y tercera personas; tiempos presentes que reafirman una cotidianidad o que actualizan el pasado histórico; platicas y comentarios, reflexiones en voz alta y en voz baja; ejercicios de escritura y una oralidad muy viva ponen a funcionar pasajes bíblicos, documentos, canciones, coplas y cantares populares, apuntes, juegos de palabras, diarios de enamorados, leyendas, escenas confesionales, adivinanzas, anónimos, sentencias, refranes y dichos populares, cartas, prácticas literarias, noticias periodísticas, oraciones religiosas, letanías y plegarias, entre otros elementos”2.




La Feria es un rescate del lenguaje, un tiempo que es todos los tiempos, un regionalismo que toma vida y nos da la bienvenida a los propios y a los extraños. Para un tuxpanense como el que presenta este texto, es un verdadero gozo el leer las diversas referencias que hace Arreola de nuestro municipio, en esta imprescindible obra. El relato da inicio con la fundación hispánica de Zapotlán, se habla de Don Alonso de Ávalos, uno de los diversos conquistadores que llegaron a estas tierras, y del fraile Juan de Padilla, el cual es el primer guía espiritual tanto de Zapotlán como de Tuxpan. La redacción se presenta de una manera cómica, para dar a conocer el final de este ilustre personaje “Pero le fue mal y dizque lo matamos. Dicen que aquí, dicen que allá. Si fue en Tuxpan, lo hicieron cuachala. Si fue aquí, nos lo comimos en pozole. Mentiras. Lo mataron en Cíbola a flechazos. Sea por Dios”3. El platillo indígena típico por antonomasia en nuestro municipio es la cuachala. Guiso del tipo chile atole, que se elabora a base de masa de maíz, tomate milpero, caldo de pollo, chile guajillo y manteca, el cual se sirve en un plato de barro confeccionado exprofeso, acompañado con carne de pollo desmenuzada y tortillas recién hechas. Se le ha encontrado semejanza con elementos rituales ofrendaríos de carácter prehispánico. Seguramente el maestro Arreola, conocía este platillo típico y llego a degustarlo, con ello se refuerza en gran medida el origen de este elemento gastronómico tradicional.


Primera edición de "La Feria". (Biblioteca Nacional de México (1963)



La época de la revolución, fue un evento histórico que impacto de forma profunda en el acontecer de la vida de nuestra patria, y quedó asentado en esta obra de forma local con los versos de las “Mañanitas de la división del norte” escritas por el poeta Enrique C. Villaseñor. “El Gato”. Arreola cita textualmente dos estrofas a saber: “Voy a contarte Aniceta / lo que hizo Fierro de Villa: / en Tuxpan dejó el caballo / y en Zapotiltic la silla”4 y “De Tuxpan a Zapotlán, / de una carrera tendida / el Napoleón de petate / llegó escapando la vida”5. La narración expresa la batalla que se efectuó en el sur de Jalisco entre villistas y carrancista, la cual dejo huella en el colectivo, debido a las numerosas bajas que se produjeron, la violencia contra la sociedad civil y la incertidumbre que esto generaba. Tuxpan, Zapotlán, Sayula y Zapotiltic fueron testigos de todo ello.



- “Aquí es Colima, aunque no haya cocos”- es una frase muy utilizada en la región de Jalisco y principalmente de Colima, para referirse principalmente a que se llega a un sitio, o que se tiene que hacer una acción a la brevedad. En La Feria se narra esta frase con un suceso chusco, el cual se tiene conocimiento popular que pasó de la misma manera que narra Arreola, pero en este caso con una pareja que viajaba, de Guadalajara a Colima, el texto de la feria dice: “- “Aquí es Colima, aunque no haya cocos”- Así me dijo y me bajó del tren. Yo no sé por qué, pero siempre tuve ganas de ir a Colima, me gustan mucho las huertas. “Si me llevas a Colima me caso contigo”, le dije a Filiberto” Y él me prometió llevarme allá al viaje de bodas, pero no llegamos más que a Tuxpan, tan cerquita de aquí”6. Tuxpan, sirvió como terminal de vía del tramo de Guadalajara, en la primera etapa de construcción del ferrocarril, su antigua estación lo atestigua y su gastronomía como los “Tacos de la Estación” nos rememoran aquellos antiguos tiempos.



En cuanto a la utilización de la chirimía, esa cornetilla metálica con lengüetas, que acompaña el estruendo de un tambor de raíces netamente hispánicas, fue tomado por los indígenas de Tuxpan, para encabezar diversos actos festivos o ritualísticos, desde invitar a una festividad, dar solemnidad a las veladas y recorridos de Cuaresma, peregrinaciones, etc. Y en los tiempos antiguos acompañar a los difuntos a su última morada, el testimonio de ello se narra en La Feria: “—Digan lo que quieran, a mí me encanta la chirimía. Apenas la oigo, ya tengo el corazón lleno de feria, aunque no salga de mi casa. Es muy monótona, sí, y acaba uno por cansarse de oírla todos los días. Pero yo no la cambio por toda la música del mundo. Palabra, cuando me muera, pediré que me entierren con chirimía, como a los indios de Tuxpan. Ojalá y que me cumplan la última voluntad”7.



Revista Nexos (2014)



Para concluir estas breves alocuciones me gustaría citar a Emanuel Carballo en su ejemplar titulado Protagonistas de la literatura mexicana en el texto referente a Arreola y a La Feria, producto de una interesante entrevista al maestro zapotlense, el mismo señala “La feria no es más que el principio o el anticipo de algunos pecados sueltos que pertenecen a una confesión general. Actualmente me preparo para un examen de conciencia más amplio y razonado. Me mueve un afán de justificarme moral y artísticamente. Pienso con modestia que también podré justificar a otros al esclarecerme a mí mismo. Creo finalmente que el arte es conocimiento, y lo único que espero es tener el valor suficiente para transmitir a los demás los datos que un habitante de Zapotlán puede aportar al hombre de todas partes. [1964]"8.



*Consorcio del Capítulo Sur de la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística.



BIBLIOGRAFÍA



1.- Arreola, J. (2008). La Feria. Secretaria de Cultura de Jalisco y el H. Ayuntamiento de Zapotlán el Grande. p. 7.

2.- Poot-Herrera, S. (1989) "La feria", una crónica pueblerina. Revista Iberoamericana. 55 (148).

3.- Arreola, J. (2008). La Feria. Secretaria de Cultura de Jalisco y el H. Ayuntamiento de Zapotlán el Grande. p. 7.

4.- Ibid. pp. 9 -10.

5.- Ibid. p. 10.

6.- Ibid. p. 110.

7.- Ibid. p. 159.

8.- Carballo, E. (2005). Protagonistas de la literatura mexicana. ALFAGUARA. 




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