Víctor
Hugo Prado
El
sistema educativo, no deben perder de vista las tendencias globales
de la educación en su conjunto. La tendencia educativa hace alusión
al conjunto de ideas y prácticas que orientan la tarea pedagógica
en el diseño de experiencias de aprendizaje, dinámicas por
naturaleza y que tienen como objetivo innovar o responder a los retos
del futuro, considerando que los cambios que día a día se suscitan
en las sociedades actuales, vinculados a una innegable globalización
y a la creciente incursión de la tecnología, provocan la necesidad
de transformar el cómo se entiende y se mira la educación,
modificando concepciones, teorías, prácticas, roles del docente y
necesidades de aprendizaje de los estudiantes en su conjunto.
Está
claro que los alumnos de hoy no tienen acceso a la información como
la tuvimos los que formamos parte de generaciones pasadas. Hoy todos
los días se respaldan con nuevos recursos que tienen al alcance de
su mano, sobre todo quienes tienen mejores oportunidades
socioeconómicas y culturales. La inteligencia artificial es una de
ellas, lo que por un lado les permite encontrar respuestas con
mínimos esfuerzos, lo que en mi opinión puede ser un enorme
beneficio, a la vez que, representa un gran retroceso. El beneficio
está en la facilidad y la rapidez con la que se accede a la
información; lo grave se encuentra en que el alumno deja de usar el
cerebro, deja de realizar operaciones mentales como el análisis, la
síntesis o la abstracción.
Ante ello, los sistemas
educativos deben replantearse la forma, modos de enseñar y los
contenidos. Hay tendencias que sugieren que el alumno debe darle
sentido práctico a sus experiencias de aprendizaje, lo que significa
poner al alumno en la ruta del saber hacer. Otro tema es de la
flexibilidad de los aprendizajes, ello implica repensar los cuándos,
dónde y cómo aprender. La flexibilidad nos reta a definir y diseñar
opciones de rutas de aprendizaje, formatos de contenidos, tipo y
cantidad de actividades, tiempos de estudio. Ahí están ahora las
microcredenciales, que permiten certificaciones de aprendizajes,
diseñados para que sin tener que cursar un bachillerato o una
carrera profesional completa, se le permita al alumno el desarrollo
de competencias orientadas a la mejora laboral, profesional o
empleabilidad.
El desarrollo de competencias como comunicación
asertiva, trabajo en equipo, liderazgo, empatía, adaptabilidad,
pensamiento crítico, creatividad e innovación son aspectos a
trabajar en el ámbito educativo. La manera como se asuman, serán
determinantes en el desarrollo profesional de los egresados en un
ambiente cada vez más competitivo.
Aunado a que la educación
debe contribuir en cerrar la brecha de la desigualdad social de
todavía cientos de miles de niñas, niños y adolescentes con
dificultades para ejercer efectivamente el derecho a la educación.
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