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lunes, 9 de septiembre de 2024

Preámbulo del adiós




Pedro Vargas Avalos



Al margen de que simpaticemos o no con el primer mandatario de la nación, existen en relación con su trayectoria política, verdades que nadie puede desconocer. En días pasados expresó algunas ideas que pueden servir como preámbulo excelente para el final de su periodo gubernamental y en general su vida política presencial. Esto lo decimos porque definitivamente, aunque se retire a su finca rural del sureste mexicano, los hechos y principios que estelarizó y difundió, permanecerán secularmente.





Andrés Manuel López Obrador -Amlo- ha sobredicho claramente que, concluido su ciclo como Presidente Constitucional de la República, se mudará a Palenque, Chiapas, lugar donde se ubica su rancho llamado 'La Chingada'. Y el final de su periodo, está a la vuelta de la esquina: el último día de septiembre, el mes de la patria.


El lema de Amlo, “por el bien de todos, primero los pobres”, es una frase que ya está enraizada en la conciencia de los mexicanos. Y la oración de tinte juarista que enarboló, “Con el pueblo todo, sin el pueblo, nada” es lema consustancial de todo gobierno democrático. Siendo cabal “zoon politicon” – es decir animal político, como expuso Aristóteles- a los políticos, con proyección a la vida común de cualquier individuo, les alecciona profesar los preceptos de “no mentir, no robar, no traicionar”. Esos lineamientos, lo llevaron a sostener el ideal de que “No puede haber gobierno rico con pueblo pobre”. Taxativamente, válido para todos, es su reconocimiento de la familia como el principal fundamento de la sociedad, y en lo personal, la confesión de que, para vivir ecuánimemente, nada mejor que estar bien con nuestra conciencia y en paz con el prójimo.






Amlo es una personalidad que tiene muchos críticos, algunos de ellos viscerales; pero es incontrastable, que son muchísimos más, los mexicanos que simpatizan con él. Al respecto nos sirve de prueba, tanto el resultado de la elección del 2 de junio pasado, que fue una victoria apabullante del lopezobradorismo, como las recientes encuestas valorizadoras de su administración, realizadas por empresas de acreditado reconocimiento, y que arrojan porcentajes (entre 70 a 80 por ciento) no registrados en los gobernantes desde hace muchas décadas. “López Obrador dejará de ser el Presidente de México en días y se irá a su rancho, heredándole a Claudia Sheinbaum los avances, los pendientes y los retos de su gobierno, así como la dirección de un movimiento que está claramente fuerte, gobernando a la mayoría de los mexicanos y con una legitimidad muy alta”. (Genaro Lozano: El Cierre, en Reforma, 3-IX-2024).


En reciente Mañanera, el mandatario precisó la cronología de la ignominia: ‘En los 36 años del periodo neoliberal, los tres poderes, el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, sólo estuvieron al servicio de la oligarquía, de la minoría rapaz, y no elaboraron nunca un decreto, una ley, un fallo u otra acción importante en beneficio de la mayoría del pueblo.’ Es decir, durante el periodo neoliberal -de Miguel de la Madrid a Enrique Peña Nieto- las leyes se aprobaron por consigna y a modo, en el sentido que exigían los traficantes de influencias, políticos, funcionarios y legisladores para beneficio de particulares -nacionales o extranjeros- sin importar el interés público. La lucha de Amlo, fue recuperar el espíritu -reivindicador socialmente- de nuestra Carta Magna.


De igual manera, opinó sobre la Suprema Corte y la justicia federal, en cuanto a su intento de evitar la reforma judicial: “no tienen fundamento legal, sería una aberración y, desde luego, una violación flagrante a la Constitución el que se detenga el proceso de análisis, discusión y, en su caso, aprobación de la reforma constitucional dedicada al Poder Judicial. No hay ningún fundamento constitucional, sería una arbitrariedad, y esto afectaría la vida pública, afectaría desde luego lo que debe ser un auténtico Estado de derecho; sería como optar por la ley de la selva, terminar de dejar de manifiesto que no les importa la democracia ni la justicia, que solamente están pensando en sus intereses, en sus privilegios y que son partidarios de la corrupción abiertamente… no creo que eso prospere, porque alguien en el Poder Judicial —no uno, espero que varios, en especial en la corte— reaccionen” y no incurran en semejante sinrazón. Aunque eso sí, por lo pronto “queda claro que jueces, ministros y personas de la clase dorada de la Suprema Corte no quieren perder sus privilegios; …que van a hacer todo lo posible, al costo que sea, para evitar que se frene, bueno, para frenar esta reforma al Poder Judicial”.






En esa misma conferencia -del 6 de esta septembrina treintena- precisó los motivos de satisfacción sobre su adios de la política: “para que no quede duda, yo entrego la banda y me retiro, y no vuelvo a participar en nada. Y voy a procurar, y les pido a todos, a mis amigos, y a mis adversarios porque no tengo enemigos, que no intenten buscarme, y que no vayan a quererme ir a tomar fotos, no quiero ya aparecer en nada. Ya cumplí mi ciclo y me voy muy contento, ya lo he dicho, muy contento.”


“Primero, porque todavía ayer se dio a conocer el dato del Banco Mundial que se redujo la pobreza en el tiempo que estuvimos en el gobierno, como no sucedía en décadas, y se redujo la desigualdad.





“Segundo, porque es un gran honor, un timbre de orgullo haber gobernado en un país con un pueblo tan bueno, noble, trabajador, fraterno, excepcional.
“Y lo tercero, que le dejo la banda presidencial, le voy a entregar la banda presidencial a una mujer con mucho conocimiento, experimentada, sensible, honesta, que va a ser, sin duda, una muy buena presidenta y en poco tiempo, y ese es mi pronóstico, se va a convertir en la mejor presidenta del mundo…” Al respecto, invariablemente, López Obrador pregonó: Deseo que el pueblo siempre tenga las riendas del poder en sus manos. El pueblo pone y el pueblo quita y es el único soberano al que debo sumisión y obediencia.


Con el destacado periodista ya mencionado antes (Genaro Lozano), en razón de lo anteriormente descrito, que sirve de preámbulo del adiós que aún tiene como peldaños el grito de independencia y la ceremonia de cambio presidencial, reiteramos: AMLO se va con una aprobación alta y con plazas llenas. En muchos sentidos, no habíamos visto a un Presidente mexicano cerrar su sexenio así, despedirse del poder de tal forma, desde que empezó la democracia electoral en México y quizás también desde Lázaro Cárdenas.” 


 


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