Fernando G. Castolo
Si hay algo que alegra las fiestas y celebraciones
locales, sin duda alguna, es el ponche de granada, esa bebida
espirituosa que entusiasma el alma y nos hace disfrutar de cuanto
jolgorio se verifica en nuestra comunidad. Juan José Arreola
comentaba que las fuentes de la plaza principal se llenaban de ponche
y que los indígenas se aproximaban con sus jarros a tomar lo que
gustaran.
Al final, cuando la gente se retiraba a descansar,
la plancha quedaba cubierta de varios tirados, hartos de embriaguez.
El ponche de granada ha sido fiel cómplice de nuestras andanzas: en
penas y alegrías nos acercamos la bebida y, a sorbos, la dejamos
madurar en la boca y la engullimos sin el menor empacho, sola o
acompañada.
En el gran anuncio de las solemnidades anuales a
Señor San José, en el convite conocido como Reparto de Décimas,
hay una familia que, desde hace varios lustros, es la protagonista y
su presencia es icónica en Zapotlán el Grande. Se trata de la
familia Cárdenas-Galván que le ponen sabor y colorido al anuncio
festivo de las celebraciones josefinas.
Existe una especie de
pacto, a perpetuidad, que la familia externa con orgullo: "Es la
herencia de nuestros padres y con gusto la seguiremos conservando
mientras podamos". Ahora hay hijos, nietos y bisnietos que se
unen con el compromiso de algo "sagrado", a ese sentido
homenaje al Santo Patrono por los muchos favores recibidos.
Los
Cárdenas-Galván son reconocidos fervorosos de San José y a él le
ofrendan el sacrificio de todo un año de trabajo, a fin de
obsequiar, con aquel desprendimiento, el bendito elixir con el que
damos sabor al inicio de la fiesta: el ponche de granada.
-Historiador e investigador.
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