Pedro
Valderrama Villanueva
Fernando
G. Castolo en el sur de Jalisco es sinónimo de todo lo que tenga que
ver con el pasado de Zapotlán el Grande. Desde hace más de veinte
años se desempeña como cronista del municipio, actividad que ha
llevado a cabo desde el Archivo Histórico, desde donde ha encabezado
un ambicioso proyecto editorial, además de desarrollar su obra desde
allí.
A pesar de su intensa labor desde Ciudad Guzmán, en
Guadalajara, donde realizó estudios de arquitectura en la UdeG, sus
aportaciones son poco conocidas y su extensa bibliografía no
circula. Por desgracia, este fenómeno le ocurre a la mayoría de los
escritores que publican fuera de la capital jalisciense, el interés
(y apoyo) que reciben es, por lo general, casi nulo.
Los
libros de Fernando G. Castolo, hasta ahora, han tratado los más
diversos temas que tratan sobre su municipio. Sin embargo, entre sus
cuantiosos títulos, también hallamos algunos que aportan al
conocimiento de los estudios literarios en la entidad. Entre sus
libros, dentro del terreno de las letras, hallamos Zapotlán
en libros y relación de personajes destacados de la localidad
(2009), publicado en edición de autor, reúne en apenas 75 páginas
una extensa relación bibliográfica útil para cualquier interesado
en adentrarse en la historia y acercarse a algunas de sus figuras. El
autor en el respectivo prólogo escribe:
El
objetivo de esta publicación es con la pretensión única de ofrecer
a los estudiosos, investigadores o simples lectores una prospección
de la capacidad bibliográfica que se ha generado desde o para
Zapotlán, material que hemos logrado reunir, en su mayoría, gracias
a la generosidad de sus respectivos autores y, en otros casos, a la
acuciosa búsqueda de textos que permiten mejor conocer y desentrañar
la historia de la ciudad y de sus habitantes.
Cartulario.
Muestra de letras zapotlenses
(2018) es, dentro de la bibliografía de Castolo, tal vez su libro
más ambicioso hasta el momento, al menos en lo que se refiere a la
literatura. Este volumen, de poco más de 500 páginas, y donde reúne
el trabajo de cerca de 200 escritores oriundos o avecinados en
Zapotlán el Grande, es en buena medida equiparable al titánico
Escritores
jaliscienses
(1982 y 1984), de Sara Velasco, que continúa siendo el muestrario
más completo. A propósito, Velasco, autora de la cuarta de forros
de Cartulario,
expresa al respecto:
Este
Cartulario
de Fernando G, Castolo reúne la mayor cantidad de escritores
zapotlenses que se haya realizado antes. Pero no sólo aparecen aquí
textos de autores originarios de esta región de Jalisco, sino
también de quienes escribieron sobre Zapotlán y son procedentes de
diferentes ciudades y países […] El autor nos conduce por la
poesía del pasado y del presente para compartir la pasión que debe
tenerse a los ancestros y, asimismo, añade a su numerosa producción
histórica-literaria esta nueva joya bibliográfica.
Además,
Fernando G. Castolo es responsable de compilar Del
olvido a la memoria. El Zapotlán de Vicente (2022),
sobre la obra de Vicente Preciado Zacarías, y también prologó
Inquietudes
imprevistas
(2024), compilado por Salvador Encarnaciòn, que reúne los artículos
dispersos de Guillermo Jiménez.
En
su más reciente libro, Lumaquela
(2024), Castolo se estrena como detective
de bajos fondos
literarios, revelándonos, una vez más, su capacidad para hurgar
entre archivos y librerías de viejo, para mostrarnos la obra
literaria de un auténtico olvidado.
Lumaquela
rescata la vida y obra de Franco Beas, autor que publicó buena parte
de su trabajo en la década de 1930 en el periódico Plus
Ultra
y de quien poco o nada se conoce. Castolo se da la tarea, en la
presente investigación, de desentrañar el misterio que envuelve la
vida del poeta zapotlense. Castolo ofrece diversas hipótesis que
explican los posibles orígenes del misterioso escritor.
El
investigador también destaca detalles importantes con respecto al
primer grupo literario de Zapotlán el Grande del siglo pasado,
“Cervantes Saavedra”, (antecedente del grupo “Arquitrabe”) y
el certamen literario que organizaba, entre otra información
relevante, además de ofrecer una muestra de los poemas localizados
de Beas en Plus
Ultra.
Fernando G. Castolo, como apreciamos, ha ofrecido importantes
materiales que todo interesado en la producción literaria de
Zapotlán el Grande debe consultar. Cartulario
y Lumaquela,
en el terreno de la literatura, son, sin duda, sus dos aportaciones
principales hasta el momento. No me queda duda que en los próximos
años, el cronista ofrecerá nuevos títulos que continúen abonando
a la riqueza literaria del occidente de México.
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