Así lo registra la historia, cuando a finales del siglo XIX es el Cura Silviano Carrillo quien funda, dirige, imprime y distribuye periódicos que conservan, con celo, la historia de Zapotlán en la época, destacando "El Faro" y "La Luz de Occidente". Estos medios impresos permitieron, en gran medida, abrir perspectiva a la comunidad sobre los aconteceres que daban vitalidad a la sociedad: celebraciones, viajeros, inauguraciones, proyectos, iniciativas, festejos, obituarios, felicitaciones, literatura, biografías, episodios, y un largo etcétera que mantenía ocupado e informado al vecindario, al tiempo en que se invitaba a convites, desfiles, celebraciones eucarísticas, bendiciones, catecismo, funciones, Te deums y se ofrecían reseñas piadosas.
La labor periodística desde la trinchera religiosa ha tenido un papel ponderante de gran impacto. Así como se impulsaron en aquella época estos periódicos, así mismo, cien años después, otro interesante proyecto de periodismo aparecía en nuestro medio plumbeo. Se trata de "El Puente", órgano de difusión de la Diócesis de Ciudad Guzmán, con una presencia en todo el territorio geográfico administrado por la Iglesia local. Su reconocido impulsor y mantenedor durante los 26 años que circuló de forma física, exceptuando los años de la pandemia, fue el Pbro. y Lic. Luis Antonio Villalvazo, reconocido y respetado personaje regional.
Sus páginas, más que las breves notas a las que estamos acostumbrados, ofrecían muy completos reportajes que daban luces sobre los acontecimientos que marcaron el devenir histórico regional, sobretodo en los relevantes hechos íntimos de las comunidades; así supimos de arraigadas tradiciones, de peculiar gastronomía, de usos y costumbres, y de formas de interpretar la vida común; así como las particulares realidades de los rincones de esta porción geográfica, tan rica y diversa en sus manifestaciones... Hoy, "El Puente" nos ha sorprendido con la novedad de que han decidido suspender la edición impresa.
La noticia nos lastima sobremanera, porque han coincidido las circunstancias adversas que ya no permiten su circulación. Hay una sensación tremenda de impotencia, porque se despide de la comunidad un proyecto periodístico íntegro. Así lo entiendo y así lo siento. Por supuesto, existe la latente intención de que continúe digitalmente pero, cuántas personas, de esas alejadas e incomunicadas comunidades, tendrán acceso a esta herramienta? Y, cuántas otras, teniendo las herramientas, la sabrán manipular? "Gracias", con esa simbólica palabra despedimos igualmente este esfuerzo que radicalizó la vida de muchos lectores al encontrar, en sus contenidos y en sus continentes, el rostro de nuestra rica identidad, de las particularidades que le dan significación y dignificación al territorio diocesano.
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