domingo, 29 de septiembre de 2024

El Royal


 

Salvador Encarnación


Molesto está Felipe VI, el rey de los españoles, porque no se le invitó a la toma de protesta de Claudia Sheinbaum Pardo como presidenta de México. Las olas de comentarios llegaron de la península sobre este actuar, según ellos, de escándalo, de atrevimiento. Pedro Sánchez Pérez-Castejón, el presidente del gobierno de España, que sí fue invitado, se solidarizó con su Jefe del Estado y ha informado que no asistirá a la solemne ceremonia. Además, envió al gobierno de México una “nota verbal” por medio del embajador mexicano en España, Quirino Ordaz Coppel.



Un poco más de cinco años atrás, Andrés Manuel López Obrador le propuso a Felipe de España, por medio de una carta, que ambos presentaran sus disculpas a los pueblos originarios por “los agravios” que sufrieron, primero en la época de La Colonia (por España) y después de la Independencia (por México). En esa misiva de tres cuartillas y media y con fecha del 1 de marzo de 2019, AMLO le da a Felipe el trato de “Excelentísimo señor” y de “Su Majestad”. Agrega: “…el Estado que presido no pide un resarcimiento del daño en pecuniario de los agravios que le fueron causados por España ni tiene el propósito de proceder de manera legal ante los mismos; en cambio, México desea que el Estado español admita su responsabilidad histórica por esas ofensas y ofrezca las disculpas o resarcimientos políticos que convengan”. La Zarzuela no envió ninguna respuesta al Palacio mexicano. Felipe no le contestó a Andrés Manuel.


Ante ese silencio, AMLO declaró en “pausa” las relaciones con el Estado español. Con el pueblo español, ahí las relaciones son “buenas” sostuvo el mexicano gobernante.





Sheinbaum Pardo decidió sólo invitar a Sánchez a su toma de protesta. Por ende, “la pausa” continúa como posteriormente lo afirmó.


Entre dos Estados las relaciones deben ser de respeto. Lo mínimo que debió hacer Felipe era contestarle por escrito a Andrés Manuel. El contenido, incluso si era en contra, se justifica y listo. Pero el contestar es lo fundamental.


Al royal español se le olvida, al parecer, que México reclama para sí y otorga un trato igualitario. Que desde décadas ofrece respeto en sus relaciones diplomáticas con otros países. Cabe recordar que Lázaro Cárdenas les ofreció asilo a miles de españoles perseguidos por cuestiones políticas. Ellos salvaron su vida y México se enriqueció culturalmente con su presencia; y lo reconoce. En el 2019, año de la carta, se plasmó en el muro de Honor del Congreso de la Unión la leyenda: “Al Exilio Republicano Español”.





Arrogancia es un buen adjetivo para calificar el actuar de Felipe. Y no sólo ante México. Cuando asistió a la toma de posesión de Petro (2022), el presidente Colombia, permaneció sentado al paso de la espada del libertador Simón Bolivar. Todos los demás Jefes de Estado se pusieron de pie mostrando respeto ante un símbolo patrio de esa nación.


Los churumbeles de acá han querido hacer bulla por la exclusión del Rey español. Sus palabras han caído hasta ahora, casi en el vacío.




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