martes, 17 de septiembre de 2024

Doña Josefa Ortiz de Dominguez

 


Víctor Hugo Prado


María Josefa Crescencia Ortiz Téllez-Girón, mejor conocida como “La Corregidora de Querétaro”, y que en la historia que nos enseñaron desde la primaria, al menos a los de mi generación, también se conoce como Josefa Ortiz de Domínguez, es una de las figuras emblemáticas de la época de la independencia.




Nació el 19 de abril de 1773, de origen criollo. Realizó estudios en el Colegio de las Vizcaínas, una de las instituciones enfocadas en la instrucción de mujeres. A la edad de 20 años, en 1793 contrajo matrimonio con el abogado Miguel Domínguez, en la ciudad de México.

En 1802 Miguel Domínguez fue nombrado Corregidor de Querétaro y se trasladó a esa ciudad junto con su esposa Josefa. Allí Josefa supo ganarse la simpatía de la comunidad criolla, de los indios y de los mestizos mediante obras de caridad y protección a favor de los pobres y los desvalidos, de las viudas y los huérfanos.






La independencia de México, no fue un acto automático, fue un proceso largo que inició años antes de 1810 y su promulgación en 1821. Por ejemplo, en 1808, se tuvo la iniciativa de establecer una Junta de Gobierno novohispana, misma que fue sofocada. El deseo de alcanzar la autonomía de la Nueva España permaneció y comenzaron a organizarse juntas en las que se trazaron planes para conseguirla. Algunas en Querétaro. En su casa Josefa Ortiz organizó círculos, en las que se ideó un plan de insurrección; a ellas concurrieron personajes como el párroco Miguel Hidalgo, los capitanes de milicias Ignacio Allende y Juan Aldama, los hermanos Epigmenio y Emeterio González. Doña Josefa ofreció el espacio para realizar las reuniones y también participó activamente informando cualquier noticia y haciendo llegar de manera segura comunicados y correos entre los conjurados.

Descubierta la conjura, fue aprehendida el 15 de septiembre, mientras que la lucha, encabezada por Miguel Hidalgo, estaba por iniciar en el pueblo de Dolores, Guanajuato. Josefa pronto fue liberada y continuó en contacto con los insurrectos, brindando apoyo a la causa. Por su simpatía con la insurgencia, fue acusada de sediciosa, aprehendida y trasladada al convento de Santa Teresa, en la ciudad de México y después al de Santa Catalina, en donde estuvo recluida hasta el 17 de junio de 1817, cuando por intervención de su esposo y aprovechando la política de indultos del virrey Juan Ruiz de Apodaca, fue puesta en libertad.

Josefa Ortiz, fue forjadora de una conciencia libertaria, contra la opresión, a favor de la formación de un gobierno representativo y justo. Murió el 2 de marzo de 1829 en la ciudad de México. Viva Doña Josefa Ortiz de Domínguez. No Ortiz de Pinedo, ignorante.




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