Fernando G. Castolo*
El
docto historiador don Esteban Cibrián Guzmán, en su interesante
libro "Origen de la Feria de Zapotlán el Grande" (1973),
ventila dentro del Capítulo Séptimo, referente a "Eventos
Profanos", su versión sobre el origen de elegir, de entre las
damas más bellas de la localidad, a una reina para engalanar las
fiestas patrias del año de 1924, atendiendo una exhortación del
medio periodístico nacional "El Excélsior", en que se
eligiera a una reina, para engalanar los actos patrióticos en todos
los pueblos de México, a fin de darle mayor esplendor a la ceremonia
del Grito de Independencia.
Antes de proseguir haremos un
paréntesis para comentar que desde 1914, año en que arriban las
tropas carrancistas a la ciudad, se suspendieron los tradicionales
carros alegóricos, motivando una gran merma en las divisas locales
que se generaban por este ancestral atractivo, motivo por el que
recurría mucha gente de diversas latitudes. Entonces, la llamada
Junta Patriótica estaba ansiosa de implementar atractivos en las
fiestas patrias a fin de incentivar el movimiento comercial,
industrial y mercantil. De ahí, que la idea ventilada por el diario
nacional fuera bien recibida en Ciudad Guzmán.
Bien,
prosigamos. Al momento la Junta Patriótica pone manos a la obra y
exhortan a distinguidas familias, donde se sabía había gentiles
damas, para que les permitan concursar en esta primera edición. Por
desgracia, y por la cerrada sociedad de la época, solamente una dama
accedió a participar, convirtiéndose en candidata única y, por
consiguiente, en la primera Reina de Zapotlán: la señorita Luz
Medina Guerra.
El ejercicio fue todo un éxito y, entonces, se
pensó en que, a falta de alegorías en octubre, mes que
tradicionalmente ha movilizado masas en la ciudad, entonces se
implementara un concurso de belleza justamente en octubre, a fin de
ensalzar los atractivos y las diversiones ocurridas en el marco de
las solemnidades religiosas.
A partir de 1925 se lanza una
convocatoria formal para la elección de la Reina de la Feria. En
aquel año, por cierto, fueron dos las candidatas, respaldadas por
clubes locales, las que concursaron. Al final y después de la
elección, mediante el voto popular, resultó triunfadora la señorita
Ernestina Ochoa, quien se convirtió en la Primera Reina de la Feria
Zapotlán. Su princesa, igualmente la primera en la historia, fue la
señorita Josefina González Ochoa, perteneciente a la familia
propietaria de la prestigiada Casa Comercial "La Central"
(hoy "La Casa Rayada").
La elección de Reina se
volvió un atractivo tan popular y exitoso entre la sociedad, que muy
pronto eran los propios clubes los que organizaban sus propios bailes
de coronación, con gran éxito por cierto. Son muy recordados los
famosos bailes de "blanco y negro", efectuados en el lobby
del Hotel "Flamingos", donde se llevaba a cabo la
coronación de la Reina de la Cruz Roja, por ejemplo, marco que se
aprovechaba para realizar importantes recaudaciones para la
institución de beneficencia.
La historia de las Reinas de la
Feria de Zapotlán ha cautivado cada año a la comunidad guzmanense.
Fueron muchas las ediciones en que la elección se hacía de acuerdo
a lo que recababan en lo económico las concursantes, dinero con el
que, por ejemplo, se construyó el complejo de la feria, con su
Casino, su Lienzo Charro y sus espacios para exposiciones comerciales
y ganaderas.
Hoy en día, y de unos años para acá, la
elección se efectúa mediante un jurado que observa las cualidades
de las bellas damas, sometiéndolas previamente a una exhaustiva
preparación, física, mental e intelectual, con la finalidad de que
demuestren su desenvolvimiento en foros públicos, en los cuales
buscarán sensibilizar el apoyo para las causas sociales de la
localidad.
Todavía hace falta escribir esta maravillosa
historia con que se engalana la Feria de Zapotlán; mientras tanto,
una joya aguarda para adornar las sienes de la belleza local, de
nuestra próxima soberana Reina de la Feria Zapotlán, en su edición
número cien.
*Historiador e investigador.
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