Fernando
G. Castolo
Nuestra
heroína local, que aparece como protagonista en la fotografía, es
nada menos que doña Marcelina Preciado Aguilar (en esa época ya
viuda de don Prisciliano López de la Peña), hija del rico
terrateniente con Cirilo Preciado Álvarez (aquel que ostentó hasta
en tres ocasiones la mayordomía de Señor San José) y de su segunda
esposa doña María de Jesús Aguilar Domínguez, quienes habitaban
la bella residencia de formas vernáculas que subsiste hasta nuestros
días conocida como El Portalito (afluencia de las calles Medellín y
Núñez, frente a la placita Gordiano Guzmán).
Doña Marcelina
siempre se distinguió por su acomedimiento en asuntos que
involucraban a la sociedad zapotlense en general. Fue una eficaz
colaboradora del Señor Cura Silviano Carrillo Cárdenas, tanto en
las festividades josefinas como en las diversas obras pías
impulsadas por el párroco, donde se hacía acompañar de otras damas
pertenecientes a la encumbrada sociedad local, todas ellas esposas,
viudas o hijas de los más destacados hombres de negocios de la
comunidad.
Doña Marcelina nació el 1 de junio de 1858, y fue
(al igual que su padre) mayordoma de las solemnidades josefinas en el
año de 1932. Abnegada como era, el Cura Carrillo no dudó en dejarla
al frente del Hospital San Vicente de Paul para que coordinara las
atenciones a los heridos que resultaron del sismo que azotó a la
región a las 4:27 am, del 7 de junio de 1911.
A la mañana
siguiente, narra el párroco, llegaron a la Estación de los
Ferrocarriles un grupo de brigadistas provenientes de la ciudad de
Guadalajara, quienes ostentaban un su brazo un brazalete que tenía
pintada una cruz roja (ahora sabemos que esos brazaletes fueron
pintados por Roberto Montenegro Nervo, quien era parte del grupo).
Eran las 9 de la mañana y sigue narrando el Cura: «... En el acto
comenzaron los señores doctores, practicantes y demás caballeros
de este benéfico grupo a prestar sus valiosísimos auxilios que
mucho agradece Zapotlán y cuyo recuerdo será imborrable en los
anales de esta Ciudad...».
¿Cuántos eran en número esos
brigadistas? Lo desconocemos, pero los documentos de la época nos
dan una ligera idea. En un breve cuaderno intitulado “Relación de
los donativos del terremoto del 7 de junio de 1911", el entonces
Jefe Político Federico Arias Villanueva, da cuenta de lo siguiente
en el apartado de egresos: «3 pesos pagados a María Villalvazo por
alquiler de 8 camas ocupadas por la Comisión de la Cruz Roja de
Guadalajara. 2 pesos por acarreo de las camas anteriores a la casa
no. 18 de Reforma. 53 pesos y 25 centavos pagados al Hotel Anguiano
(hoy Zapotlán) por gastos que ocasionaron 35 miembros de la Cruz
Roja de Guadalajara. 2 pesos y 60 centavos pagados a Pedro Gómez por
transporte de los equipajes de la Comisión de la Cruz Roja de
México. 1 peso y 55 centavos pagados por transporte de belices y
demás bultos de la Comisión anterior, de la estación de los
ferrocarriles al Hotel. 15 pesos pagados al Hotel Anguiano por gastos
ocasionados por cuatro practicantes de Medicina que vinieron de
Guadalajara a ayudar a la Comisión de la Cruz Roja de México. Así
como 9 pesos pagados a la Compañía de Tranvías por cuatro carros
especiales prestados para las diversas comisiones de la Cruz Roja que
visitaron esta ciudad para atender a los heridos del
Hospital».
Bien, retornando a la vieja postal, la fuente
(Revista “Zapotlán en México” editada en 1949) nos dice que la
misma fue tomada en el Hospital San Vicente, durante la época de los
temblores que conmovieron a Zapotlán en 1911, en la cual (como ya lo
acotamos) aparece la virtuosa dama doña Marcelina Preciado Vda. de
López, que consagró su vida entera al ejercicio de la caridad
cristiana. Ahí también se observa a un par de médicos y una dama,
todos con el distintivo brazalete de la Cruz Roja.
Tendrían que
pasar muchos años más para que, finalmente, se estableciera en esta
antigua Zapotlán un puesto de socorro (inicialmente) de la
centenaria y benemérita institución, según se consigna en el Acta
de Ayuntamiento del 14 de marzo de 1959, en que es solicitada una
cooperación económica para tal fin por parte de la Delegación de
la Asociación Mexicana de la Cruz Roja, cuya iniciativa estaba
presidida por don Ramón Soltero Montes de Oca... Pero eso, ya es
otra historia.
Historiador e investigador.
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