miércoles, 7 de agosto de 2024

Doña Marcelina Preciado y la Cruz Roja




Fernando G. Castolo



Nuestra heroína local, que aparece como protagonista en la fotografía, es nada menos que doña Marcelina Preciado Aguilar (en esa época ya viuda de don Prisciliano López de la Peña), hija del rico terrateniente con Cirilo Preciado Álvarez (aquel que ostentó hasta en tres ocasiones la mayordomía de Señor San José) y de su segunda esposa doña María de Jesús Aguilar Domínguez, quienes habitaban la bella residencia de formas vernáculas que subsiste hasta nuestros días conocida como El Portalito (afluencia de las calles Medellín y Núñez, frente a la placita Gordiano Guzmán).



Doña Marcelina siempre se distinguió por su acomedimiento en asuntos que involucraban a la sociedad zapotlense en general. Fue una eficaz colaboradora del Señor Cura Silviano Carrillo Cárdenas, tanto en las festividades josefinas como en las diversas obras pías impulsadas por el párroco, donde se hacía acompañar de otras damas pertenecientes a la encumbrada sociedad local, todas ellas esposas, viudas o hijas de los más destacados hombres de negocios de la comunidad.


Doña Marcelina nació el 1 de junio de 1858, y fue (al igual que su padre) mayordoma de las solemnidades josefinas en el año de 1932. Abnegada como era, el Cura Carrillo no dudó en dejarla al frente del Hospital San Vicente de Paul para que coordinara las atenciones a los heridos que resultaron del sismo que azotó a la región a las 4:27 am, del 7 de junio de 1911.


A la mañana siguiente, narra el párroco, llegaron a la Estación de los Ferrocarriles un grupo de brigadistas provenientes de la ciudad de Guadalajara, quienes ostentaban un su brazo un brazalete que tenía pintada una cruz roja (ahora sabemos que esos brazaletes fueron pintados por Roberto Montenegro Nervo, quien era parte del grupo). Eran las 9 de la mañana y sigue narrando el Cura: «... En el acto comenzaron los señores doctores, practicantes y demás caballeros de este benéfico grupo a prestar sus valiosísimos auxilios que mucho agradece Zapotlán y cuyo recuerdo será imborrable en los anales de esta Ciudad...».





¿Cuántos eran en número esos brigadistas? Lo desconocemos, pero los documentos de la época nos dan una ligera idea. En un breve cuaderno intitulado “Relación de los donativos del terremoto del 7 de junio de 1911", el entonces Jefe Político Federico Arias Villanueva, da cuenta de lo siguiente en el apartado de egresos: «3 pesos pagados a María Villalvazo por alquiler de 8 camas ocupadas por la Comisión de la Cruz Roja de Guadalajara. 2 pesos por acarreo de las camas anteriores a la casa no. 18 de Reforma. 53 pesos y 25 centavos pagados al Hotel Anguiano (hoy Zapotlán) por gastos que ocasionaron 35 miembros de la Cruz Roja de Guadalajara. 2 pesos y 60 centavos pagados a Pedro Gómez por transporte de los equipajes de la Comisión de la Cruz Roja de México. 1 peso y 55 centavos pagados por transporte de belices y demás bultos de la Comisión anterior, de la estación de los ferrocarriles al Hotel. 15 pesos pagados al Hotel Anguiano por gastos ocasionados por cuatro practicantes de Medicina que vinieron de Guadalajara a ayudar a la Comisión de la Cruz Roja de México. Así como 9 pesos pagados a la Compañía de Tranvías por cuatro carros especiales prestados para las diversas comisiones de la Cruz Roja que visitaron esta ciudad para atender a los heridos del Hospital».




Bien, retornando a la vieja postal, la fuente (Revista “Zapotlán en México” editada en 1949) nos dice que la misma fue tomada en el Hospital San Vicente, durante la época de los temblores que conmovieron a Zapotlán en 1911, en la cual (como ya lo acotamos) aparece la virtuosa dama doña Marcelina Preciado Vda. de López, que consagró su vida entera al ejercicio de la caridad cristiana. Ahí también se observa a un par de médicos y una dama, todos con el distintivo brazalete de la Cruz Roja.

Tendrían que pasar muchos años más para que, finalmente, se estableciera en esta antigua Zapotlán un puesto de socorro (inicialmente) de la centenaria y benemérita institución, según se consigna en el Acta de Ayuntamiento del 14 de marzo de 1959, en que es solicitada una cooperación económica para tal fin por parte de la Delegación de la Asociación Mexicana de la Cruz Roja, cuya iniciativa estaba presidida por don Ramón Soltero Montes de Oca... Pero eso, ya es otra historia.

Historiador e investigador.






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