Acosados
por cien formas de temor, de vana ilusión, de egoísmo, de
autoconmiseración, les pisamos los pies a nuestros compañeros y
éstos se vengan.
— Alcohólicos Anónimos, p. 62
Mi
egoísmo era la fuerza acosadora detrás de mi forma de beber. Bebía
para celebrar el éxito y bebía para ahogar mis penas.
La
humildad es la respuesta. Aprendo a poner mi vida y mi voluntad al
cuidado de Dios. Mi padrino me dice que el servicio me mantiene
sobrio.
Hoy me pregunto a mí mismo: ¿He tratado de
saber la voluntad de Dios para conmigo? ¿He prestado servicio a mi
grupo de A.A.?
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