Con
cuánta insistencia reclamamos el derecho de decidir por nosotros
mismos precisamente lo que vamos a pensar y exactamente lo que vamos
a hacer.
— Doce Pasos y Doce Tradiciones, p. 34
Si
yo acepto y actúo por el consejo de aquellos que hicieron que el
programa funcionara para ellos, tengo la oportunidad de sobrepasar
los límites del pasado. Algunos problemas se reducirán a nada
mientras otros puede que necesiten acción paciente y bien pensada.
Escuchar atentamente cuando otros comparten puede desarrollar la
intuición para manejar problemas que surgen inesperadamente.
Normalmente lo mejor para mí es evitar las acciones precipitadas.
Asistir a las reuniones o llamar a un compañero miembro de A.A.,
generalmente reduce la tensión. Compartir problemas en las reuniones
con otros alcohólicos con quienes puedo identificarme, o
privadamente con mi padrino puede cambiar algunos aspectos de las
circunstancias en las que me encuentro. Se identifican los defectos
de carácter y empiezo a ver cómo trabajan en mi contra.
Cuando
pongo mi fe en el poder espiritual del programa, cuando confío en
que otros me enseñen lo que tengo que hacer para tener una vida
mejor, descubro que puedo confiar en mí para hacer lo que sea
necesario.
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