No
dirigimos sino un jardín de infancia espiritual, en el que se hace posible a
los borrachos superar la bebida y encontrar la gracia para vivir de mejor
manera.
No dirigimos sino un jardín de infancia espiritual, en el que se hace.
Cuando
llegué a A.A. estaba agotado por la botella y quería perder mi obsesión por la
bebida, pero realmente no sabía cómo hacerlo. Decidí quedarme el tiempo
suficiente para aprender de los que me habían precedido. ¡De repente estaba
pensando en Dios! Se me dijo que encontrara un Poder Superior y yo no tenía
idea de cómo sería éste. Descubrí que hay muchos Poderes Superiores. Se me dijo
que encontrara a Dios como yo lo concibo, que en A.A. no había doctrina sobre
la Divinidad. Encontré lo que me daba resultados y luego le pedí a ese Poder
Superior que me devolviera mi sano juicio.
Se
me quitó la obsesión de beber y —un día a la vez— mi vida continúa y he
aprendido a vivir sobrio.
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