jueves, 18 de julio de 2024

Pierde Jalisco capacidad en siembra de maíz, más dependencia en alimentos básicos

 


Salvador Mateo


Uno de los problemas que se viene agravando aceleradamente en las zonas maiceras de la entidad jalisciense, es el establecimiento descontrolado de plantaciones de agave, berries y aguacate que utilizan grandes cantidades de agua y agroquímicos, generan graves problemas de salud y medioambientales. Además de los inocultables casos de contaminación medioambiental y enfermedades debido a la exposición a agroquímicos, con la migración de productores de maíz, por diversos factores, a otros cultivos o incluso haber dejado inactivas las tierras, en tan solo 2 años, Jalisco (el gigante agroalimentario) perdió un 30 por ciento su capacidad en siembra de maíz, según el presidente del Consejo de Desarrollo Agropecuario y Agroindustrial de Jalisco (CDAAJ), Andrés Canales Leaño.



En relación con el tema, el doctor Salvador Mena Munguía, profesor investigador de la División de Ciencias Agronómicas del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA) de la Universidad de Guadalajara (UdeG), señala que la pérdida de la siembra de maíz frente a otros cultivos implica una merma importante para la producción del estado pues, se está dejando de producir el maíz que se necesita a nivel estatal y nacional. Esto va a ocasionar que México dependa más de las importaciones de este grano básico.

A estas alturas para nadie es una sorpresa de los daños al medio ambiente ocasionados y la salud por la sustitución de cultivos alimentarios por los no alimenticios, porque es consecuencia del modelo económico neoliberal imperante en nuestro país y el mundo, que ha llevado la producción agrícola a una priorización de las ganancias económicas sobre la producción de alimentos sanos y sostenibles, agravado por la ausencia de políticas públicas para respaldar a los productores de maíz, quienes al no poder obtener precios justos de sus cosechas, cualquiera de ellos cambia de cultivo o incluso dejan de trabajar sus tierras.






También es del conocimiento de la opinión pública de que cuando menos en Jalisco, el Gobierno estatal, a través de la Secretaría de Desarrollo Rural (Sader) ha tratado de respaldar a los productores de maíz, pero, es obvio que el respaldo estatal es insuficiente, pues por ningún lado se ve el apoyo de la Federación. Se necesita un programa viable desde el Gobierno Federal que impulse realmente la siembra de maíz que contemple apoyos en insumos, tecnificación e investigación agrícola, entre otros, es decir, no solo de precios de garantía ya que, esta política ha quedado obsoleta.

Pierde Jalisco capacidad en siembra de maíz y en consecuencia habrá más dependencia en alimentos básicos a nivel nacional. Urgen soluciones. Especialistas indican que una dependencia total de los alimentos de fuera implica riesgos significativos para nuestro país ante situaciones de emergencia, como en los casos de desastres naturales ya sean huracanes o sequias. Asimismo, la dependencia alimentaria que padece México pone en riesgo la seguridad alimentaria. En nuestro país, las estadísticas oficiales revelan que unas 8 mil personas mueren cada año por cuestiones ligadas a la pobreza y la desnutrición. Además, el 41.6 por ciento de los hogares mexicanos enfrentan inseguridad alimentaria





Es importante subrayar que para la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO): “Existe seguridad alimentaria cuando todas las personas tienen, en todo momento, acceso físico y económico a suficientes alimentos, inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos, a fin de llevar una vida activa y sana”. Pero México está lejos de esta meta.

De acuerdo con el Consejo Nacional Agropecuario, México ocupa el primer lugar mundial en la importación de maíz, superando ya a China, y comprando en el exterior el 39 por ciento de nuestro consumo, principalmente de maíz. Lo más grave es que el 96 por ciento del maíz que importamos proviene de Estados Unidos, lo que, además de la dependencia alimentaria, compromete la soberanía nacional, subordinándonos más a los dictados del imperio norteamericano.






Lo peor es que en estos momentos no se avizora una recuperación inmediata del sector agrícola. La actual administración federal morenista, ha recurrido a viejas recetas, inviables en las actuales circunstancias, las que en lugar de garantizar nuestra soberanía alimentaria, por sus resultados más bien acrecientan el control de la producción de alimentos básicos y agravan la crisis alimentaria.

Por lo que, frente a esta lamentable realidad, se impone la necesidad de instaurar un modelo de desarrollo agrícola que produzca en primer lugar alimentos sanos y nutritivos que necesitamos los mexicanos, en lugar de la agricultura de exportación. Esto será posible solo cuando el pueblo trabajador tome el poder político de la nación en sus manos y desde allí impulse un nuevo rumbo económico en nuestro país que, recurriendo a la ciencia y la técnica, se proponga eliminar la pobreza y pobreza extrema, acabar con el hambre y aumentar la productividad.





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