Hace miles de años que venimos exigiendo más de lo que nos corresponde de seguridad, de prestigio y de amor. Cuando parecía que teníamos éxito, bebíamos para tener sueños aun más grandiosos. Cuando nos sentíamos frustrados, aunque sólo fuera en parte, bebíamos para olvidar.
Nunca había suficiente de lo que creíamos que
queríamos. En todos estos empeños…, nuestro mayor impedimento
había sido la falta de humildad. Nos faltaba la perspectiva
suficiente para ver que la formación de carácter y los valores
espirituales tenían que anteponerse a todo, y que las satisfacciones
materiales no constituían el objetivo de la vida.
—
Doce Pasos y Doce Tradiciones, p. 68
Una y otra vez me
acercaba al Paso Siete, sólo para retroceder y reconsiderar. Algo me
faltaba y se me escapaba el impacto del Paso. ¿Qué había pasado
por alto? Una simple palabra: la había leído pero la había
ignorado, la base de todos los Pasos, en verdad de todo el programa
de Alcohólicos Anónimos— esa palabra es “humildemente”.
Sabía cuáles eran mis defectos: constantemente
posponía mis tareas; me enojaba fácilmente; sentía mucha
autoconmiseración; y me preguntaba, ¿por qué yo? Entonces recordé,
“el orgullo va antes de la caída”, y eliminé el orgullo de mi
vida.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario