Brasil Acosta Peña*
Hace
mucha falta un nuevo modelo económico en este país; y que en
respuesta a la pregunta de si en México gobierna el pueblo se
conteste contundentemente que no porque, en realidad, quienes
administran las instituciones del Estado son las clases ricas, los
poderosos dueños del dinero, los de siempre. ¿Por qué ocurre esto?
Porque nuestro pueblo aún vive en la oscuridad, bajo la sombra de la
ignorancia y sometido al temor y a la compra de su conciencia
mediante el uso de programas sociales que lo manipulan para beneficio
de la clase en el poder. Sí, son los poderosos quienes imponen su
proyecto y sus planes para mantener al pueblo de México en la
ignorancia y distraído con dádivas que jamás lo sacarán de la
pobreza. Si el pueblo mexicano no se eleva política y culturalmente,
seguirá en el mismo estatus político donde lo diagnosticó el
escritor Ignacio Manuel Altamirano durante la segunda mitad del Siglo
XIX: “El pueblo culto, será Rey, ignorante vivirá siempre bajo
una vergonzosa tutela”.
Para mantener al pueblo contento,
además de alienado con los medios de comunicación, las redes
sociales y los teléfonos celulares, el Gobierno Federal morenista
ahora utiliza el dinero del erario para comprar inconciencias (pues
un hombre consciente no permitiría ser comprado por unas monedas).
Un analista planteó la efectividad de este gobierno para convertir
los apoyos monetarios en votos, para coaccionar a los beneficiarios
de éstos con la amenaza de retirárselos si no votaban por los
candidatos de Morena, o con la advertencia de que si ganaba la
oposición, ésta se los quitaría. Un funcionario de casilla en el
municipio de Chimalhuacán, a quien conozco, me platicó que al
finalizar la votación, un adulto mayor le preguntó sinceramente:
“¿Dónde me inscribo para que no me quiten mi pensión?, ya voté
por Morena. Como se ve, la gente acudió a votar por
temor.
Asimismo, debemos recordar que el presidente Andrés
Manuel López Obrador (AMLO) declaró el fin de la era neoliberal en
México; pero acto seguido firmó el Tratado México-Estados
Unidos-Canadá (T-MEC), un acuerdo de libre comercio cuyo contenido
es neoliberal y favorece de manera leonina al vecino país del norte.
Es decir, el neoliberalismo prevalece de facto y el supuesto
“izquierdismo” de Morena es solamente una máscara. Debemos
recordar también que, en una de sus mañaneras, el mismo Presidente
retó a los periodistas a que le aclararan si los ricos habían
perdido dinero durante su gobierno y él ahí se respondió que no.
Sin embargo, en la misma ocasión y en ninguna otra, ha reconocido
que la pobreza había aumentado en México. Estas anécdotas no dejan
duda sobre quiénes controlan este país y que el gobierno morenista
está al servicio de los multimillonarios.
Pero, además, en la
última reunión de los banqueros de México, me desconcentró
sobremanera la respetuosa actitud que éstos tuvieron hacia el
Presidente para mostrarle su agradecimiento por no cambiar las reglas
en el cobro de cuotas bancarias. Es decir, siguen vigentes las reglas
del neoliberalismo que se desarrollaron en la época del expresidente
Enrique Peña Nieto. ¿No que ya había desaparecido el
neoliberalismo? ¿Acaso no es neoliberal dejar intactos los impuestos
cobrados a los ricos, cuando urge una reforma fiscal progresiva,
porque México es uno de los países que menos recaudan impuestos y
en el que quienes más pagan son las clases medias?
Hoy, ante
la amenaza de la reforma al Poder Judicial, que tiene el propósito
de que los jueces, magistrados y ministros sean designados mediante
voto popular, lo cual permitiría que quien tenga más dinero,
oriente el voto e imponga a cualquier persona en esas tareas que
requieren conocimientos del derecho. Un ejemplo de cómo puede
inducirse el voto con dinero, se produjo en la elección favorable a
Claudia Sheinbaum Pardo, quien ganó no porque la gente esté
ideológicamente identificada con sus ideas, sino por temor a perder
lo poco que ahora reciben. Sin embargo, su elección puso “nervioso”
al capital financiero y comenzó a salir de México presionando al
“superpeso”, como lo llamó AMLO, pero que se depreció; y de 17
pesos por dólar (ppd) se “derrumbó” a cerca de los 19 pesos
(ahora, cuando escribo este artículo, está en 18.39 ppd).
Para
apaciguar a ese monstruo neoliberal representado por los mercados
financieros, Claudia Sheinbaum, seguramente de acuerdo con AMLO,
salió a “calmar” a los dueños del capital financiero con el
anuncio de que su Secretario de Hacienda (SHCP) será Rogelio Ramírez
de la O, el mismo secretario de AMLO. Si el pueblo mandara, bastaría
con que se le convocara a defender el proyecto de la llamada “Cuarta
Transformación” (4T), pero no existe tal respaldo político; y
menos se difunde que Ramírez de la O se comprometió a bajar el
déficit fiscal de casi seis por ciento al tres por ciento, algo que
únicamente puede lograrse recortando el gasto público ¿Y en dónde
se harán los recortes? Se ha rumorado que se disminuirá presupuesto
a la Secretaría de Salud. No dudemos que también recortarán el
dinero de “las tarjetitas” en que se apoya la gente.
¿Quién
manda en México? ¿La Presidenta electa o el sistema neoliberal?
Pues el capital financiero que doblegó al gobierno y lo obligó a
darle “certezas”. Hace unos días, Claudia Sheinbaum Pardo se
reunió con los integrantes del Consejo Coordinador Empresarial
(CCE), encabezado por Francisco Cervantes; de esa reunión surgió el
compromiso de que los grandes empresarios del país invertirán 42
mil millones de dólares (mdd), es decir, más que la inversión
extranjera directa, que ronda en los 36 mil mdd. Si este gobierno
perteneciera al pueblo, los empresarios no estarían tan contentos
con la nueva gobernante; y si afirmaron que invertirán semejante
suma, no hay duda de que el nuevo gobierno respetará sus ganancias y
les dará toda la seguridad para lograrlo.
Con todos estos
elementos vemos que en México, con Morena en la Presidencia, el
pueblo no gobierna. Como esa tarea está pendiente, toca a los
antorchistas y a los revolucionarios de México seguir educando,
organizando y politizando al pueblo para que cobre consciencia y tome
en sus manos la bandera de construir una sociedad más justa y ponga
a los más desprotegidos en el centro del gobierno, los trabajadores,
que crean la riqueza y no disfrutan de ella. Ésa es la tarea y los
antorchistas debemos seguir empeñados en lograrla; pero para ello,
el pueblo de México tiene a Antorcha como la mejor alternativa para
salir del atraso.
*Diputado federal.
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