Cuando
salgo de compras miro los precios y si necesito lo que veo, lo compro
y lo pago. Ahora que estoy en rehabilitación, tengo que corregir mi
vida. Cuando voy a una reunión, tomo café con azúcar y crema,
algunas veces más de una taza. Pero a la hora de la colecta, o estoy
muy ocupado para sacar dinero de mi cartera o no tengo lo suficiente,
pero estoy ahí porque necesito esta reunión. Oí a alguien sugerir
que se debe echar en la cesta el precio de una cerveza y pensé ¡eso
es demasiado! Casi nunca doy un dólar. Como muchos otros, yo confío
en que los miembros más generosos financien la Comunidad. Me olvido
que se necesita dinero para el alquiler del local de reuniones,
comprar café, leche, azúcar y tazas.
Gustoso pago un
dólar por una taza de café en un restaurante después de la
reunión; siempre tengo dinero para eso. Así es que, ¿cuánto vale
mi sobriedad y mi paz interior?
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