Pedro Vargas Avalos
Se dice
que la justicia por lo general suele llegar, aunque muchas veces de forma
tardía. Este viernes 14 de junio inmediato, se llevaron a cabo dos celebraciones
alusivas a hechos de justicia extrema, puesto que familias de 65 -63 dicen
algunos- trabajadores del carbón fallecidos en la mina coahuilense de Pasta de
Conchos, en un caso, y los habitantes de tres pueblos de Los Altos
jaliscienses, -Acasico, Palmarejo y Temacapulín- en el segundo hecho, así lo
acreditan.
La nación se sacudió por el desastre
minero de Pasta de Conchos, en el norteño estado de Coahuila, acontecido como a
las 2:30 del lejano 19 de febrero de 2006, debido, según se dijo en ese tiempo,
a una explosión provocada por el acumulamiento de gases, estallido que colapsó varios túneles en el yacimiento carbonífero denominado Pasta de Conchos, municipio de San Juan de Sabinas, mismo que
es conocido como Nueva Rosita, en la Entidad federativa mencionada, hoy por hoy
gobernada por el priista Manolo Jiménez Salinas, el cual por cierto fue abucheado
cuando, en el evento efectuado el aludido reciente día14, hizo uso de la palabra para dar la bienvenida
al presidente Andrés Manuel López Obrador y a la mandataria electa Claudia
Sheinbaum Pardo, quienes presidieron dicha ceremonia.
Si lo anterior se verificó en el
mencionado estado del norte del país, aquí en el occidente, en nuestro hermoso
estado de Jalisco, se registró la ceremonia de ofrecer disculpas a los
habitantes de los tres pueblos que por 18 años vivieron amagados por su
desaparición, desahucio de sus pobladores y despojo de sus propiedades, es
decir, víctimas de la violación flagrante en una quincena de sus derechos
humanos. Todo eso, gracias a la ceguera de los gobernantes, tanto de la
república como del Estado.
En
efecto, la desventura arrancó con Vicente Fox, el frívolo panista que
desgobernó México de 2000 a 2006 y pretendió favorecer a León y alrededores,
llevándose el agua del Río Verde, en el noreste jalisciense, a costa de inundar
a los tres pueblos ya mencionados. El infortunio siguió con el simulador Felipe
de Jesús Calderón, quien no solo arribó al poder tras una elección amañada,
sino que enturbió su periodo con hechos reprobables, como incumplir con el
compromiso de construir la vía corta Guadalajara-Puerto Vallarta, edificar una
gasolinera de la cual solo dejó una afrentosa barda; gastar en una costosísima
estela de luz, dizque para conmemorar el bicentenario de la independencia y
centenario de la revolución, la cual inició con un presupuesto de 398 millones
de pesos, y plazo para la conclusión de la obra el 21 de agosto de 2010, pero
que incrementó su costo total a más de 1,000 millones de pesos, y se inauguró con un retraso 15 meses. No hemos señalado lo peor, que fue
la guerra sangrienta contra el narcotráfico y el nombramiento como secretario
de Seguridad en su gabinete de Genaro García Luna, criminal personaje quien
-con lógica connivencia de su jefe- dañó a la nación protegiendo el desarrollo
de los carteles dedicados a esa maldad. Ya sabemos que esa arbitrariedad relativa
al Zapotillo y sus consecuencias prosiguió con el bribón Enrique Peña Nieto.
Todo lo anterior con la complicidad, de los políticos que gobernaron a Jalisco
durante los 18 años de la pesadilla que padecieron los pueblos alteños que mencionamos.
En
el ceremonial efectuado en San Juan de Sabinas, tras la rechifla al ejecutivo
estatal, habló la joven secretaria de gobernación Luis Ma. Alcalde, quien hizo
la narrativa cronológica del calvario de las familias que resistieron la
desaparición de sus familiares en ese fatídico accidente. Causa admiración
enterarse de todas las vicisitudes que pasaron, cuyo común denominador fueron
las mentiras y desdenes que funcionarios de anteriores administraciones les
propinaron, en 2006 y 2007; luego cuando en 2011 les dijeron que no había
posibilidades de rescatar los cuerpos, porque se arriesgaban vidas, invertía
mucho dinero y se ocupaba mucho tiempo. Ya con López Obrador en la presidencia,
este decidió realizar indemnizaciones a las familias, rescatar los cadáveres,
darles habitaciones, arreglar edificios públicos y erigir un memorial a los
extintos. Por ellos se realizó este Plan de Justicia, con la divisa de “a los
mineros se les rescata” y con la asistencia de los dos mandatarios nacionales,
el saliente y la entrante. A cada paso se oía el agradecimiento de los
asistentes, por medio de los coros clamorosos de los asistentes, (¡Es un honor
estar con Obrador!) y con las sentidas palabras de tres viudas -Aída G. Farías,
Claudia Escobar Pacheco y Elvira Martínez Espinoza) que con voz emotiva
hablaron por todos los deudos, coronados por la voz profunda de doña Ma. Trinidad
Cantú, madre de uno de los mineros fallecidos: ella con voz quebrada, quien
dirigiéndose al presidente, le recordó que en 2012 lo entrevistó en Torreón y
le pidió ayuda para el rescate de los fallecidos en la mina; le mostró una foto
de ese momento, y luego le pidió a la flamante próxima presidenta de la
república, una clínica para atención de los mineros de la zona: esta conmovida,
cuando enseguida tomó el micrófono, les aseguró sentir su dolor y ofreció
cumplir esa solicitud “porque los mexicanos somos generosos, y compartimos no
solo el pan y la sal, sino también los sufrimientos”.
El
evento se cerró con el mensaje de Amlo, quien les hizo saber que escogió el
lugar, “para una gira por el país” acompañado por la primera presidenta de la
patria en toda su historia, a la cual enalteció por su capacidad, preparación y
valores humanos. El mandatario enfatizó que, ahora en México manda el pueblo y
por lo tanto, todas las diferencias que existan, la democracia será la fórmula
para resolverlas. Reiteró que lo que se alcanzó, fue con perseverancia del
pueblo, apoyo de organismos defensores de derechos humanos y coadyuvancia de
las iglesias, cerrando con sonoro, “yo ya me voy”, pero recuerden que “amor con
amor se paga”.
En Temacapulín, al mismo tiempo de
lo acaecido en San Juan Sabinas, se ofreció expresiva disculpa pública por
parte del Estado mexicano a los pueblos alteños agraviados por "El
Zapotillo". La voz cantante la tuvieron el Secretario de Gobierno del
Estado, Lic. Enrique Ibarra Pedroza; el sub secretario de derechos humanos,
Población y Migración de la Secretaría de Gobernación, Lic. Félix Arturo Medina
Padilla, así como de la abogada Gloria Gómez Godoy, a quien desde el 10 de
noviembre de 2021, cuando el Presidente y su Gabinete, sentaron las bases entre
los pueblos y el gobierno federal para el desarrollo e implementación del “Plan
de Justicia para la reparación integral de los daños, ocasionados por el mega
proyecto El Zapotillo en Temacapulín, Acasico y Palmarejo”, se le designó para
que lo implemente y cristalice.
Los
puntos más resaltantes de ese programa son: Restauración y protección del Río
Verde, declarándolo Área Natural Protegida y cancelando concesiones de
extracción de piedra cercanos al río, dándoles permisos a los lugareños en el
ramo de pesca y turismo, atendiendo sus necesidades acuíferas. En cuanto a
Palmarejo, realizar el retorno de la comunidad desplazada de manera forzosa, debiendo
reconstruir todos sus servicios e infraestructura.
Por
lo que atañe a Temacapulín, se le dará atención psicológica para sanar los
impactos psicosociales, incluyendo medicamentos y ambulancia. Se otorgue la
denominación a Temacapulín de Pueblo Mágico y se ejecuten obras comunitarias
como Casa de la Cultura con biblioteca; mercado, restauración del panteón Viejo
y de los empedrados tradicionales,
fachadas y banquetas; de la Basílica, hacer una Ciclovía hasta la glorieta del héroe indígena
Tenamaxtli y una casa del Adulto Mayor, así como la Unidad Deportiva, el auditorio
Comunitario y en general carreteras, caminos, senderos pasos de servidumbre, carretera
de Terrazas a Temacapulín, pasos y camposanto a la vez un puente en arrollo Colorado, vías terrestres entre
Temacapulín, Palmarejo, Cofradía y Zapotillo; un entronque hacia Yahualica y conectividad
(internet) en Temacapulín, Acasico y Palmarejo.
Mucho
de esos puntos se han cumplido, por lo que el primero de ellas, se llevó a cabo
ahora. Con tal motivo, habló el Lic. Ibarra, representando al gobernador
Enrique Alfaro, quien, en su discurso, subrayó la importancia de este acto para
la verdad, la justicia y la memoria, y expresó una disculpa pública a las
comunidades afectadas. Sin embargo, fue desairado por muchos asistentes,
quienes ya una vez fueron amonestados por el Presidente Amlo, cuando silbaban
al ejecutivo estatal. Ahora le tocó a su enviado.
El
discurso culminante -aunque también hablo Gloria Gómez Godoy, quien es bien
vista por los vecinos- fue el del Subsecretario Medina Padilla, quien
manifestó: “la labor que encargó el presidente de México se ha cumplido y… la
aspiración y anhelo de los habitantes de estas tres comunidades también se ha
materializado.” Luego agregó: “El día de hoy recordamos los años de
incertidumbre que Temacapulín, Palmarejo y Acasico experimentaron desde 2005,
cuando empezó a promoverse el proyecto de la presa El Zapotillo, mismo que
suponía la inundación de las poblaciones hoy presentes.” Fueron años de pavor,
debido a que las autoridades no protegieron a las comunidades que estaban bajo
su cuidado, la presa El Zapotillo, amenazaba con borrar siglos de historia,
cultura y vida comunitaria. Sin embargo, en medio de la adversidad, la fuerza y
la resistencia de las comunidades se mantuvieron firmes.”
Los
atributos conculcados los enumeró el subsecretario: “el derecho a la vivienda,
digna y adecuada; el derecho de participación en la formulación de planes o
proyectos de infraestructura, violó derecho a la propiedad, el derecho a la
manifestación, el derecho a la información, también violó el derecho a tener
recursos judiciales efectivos, el derecho a la paz social, violó el derecho al
agua y el derecho a la libertad de asociación.” Eso provocó hubiese “historias
de mujeres que, sin mostrar temor ni duda, en 2011 hicieron plantones en el lugar
donde estaba proyectada la presa o que desafiaron a funcionarios estatales,
federales que quisieron imponer una voluntad arbitraria sobre esta tierra.” No
cabe duda, la impugnación a la presa El Zapotillo por parte de la gente de
Temacapulín, Palmarejo y Acasico expuso “el profundo afecto que tienen sobre el
lugar que los vio nacer, así como su capacidad y fortaleza para defenderlo.”
Los
valores de estos lugares y su región son de ponderarse: “pueblos que conservan
vestigios invaluables para la historia del país. En Temacapulín, está la
Basílica de Nuestra Señora de los Remedios. En Palmarejo, el Instituto Nacional
de Antropología e Historia ha realizado hallazgos que dan cuenta de la
presencia de asentamientos prehispánicos. En Acasico, tenemos la portada del
Santuario de Flamacordis, el portal de la Delegación Municipal y el pórtico de
acceso al cementerio.
Además,
son espacios ricos en recursos naturales. Hay turistas que visitan las aguas
termales que abundan en la zona, además de que contemplan la variedad de
plantas y árboles entre las que destacan: los sabinos, los sauces, los
mezquites, los fresnos, los pitayos, los órganos, las biznagas y la yuca.
También
es preciso mencionar a la fauna que habita esta tierra. En la cuenca del Río
Verde, hay 53 tipos de mamíferos, 25 especies de anfibios y 69 de reptiles.
Todos
estos elementos, que forman parte de la vida y el entorno de las personas de la
región, son patrimonio de la nación y deben ser conservados como elementos que
nos recuerdan la grandeza de un pasado y su continuidad hacia el futuro.”
En
conclusión, estos dos actos, el de Coahuila y el de Jalisco, prueban que se han
consumado dos hechos de justicia extrema, y nos recuerda un pensamiento del
genial Mario Moreno, “Cantinflas”: Mi partido es la justicia social; mi bandera
la igualdad y tengo como única meta la felicidad de todos.
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