domingo, 16 de junio de 2024

Dos casos de justicia extrema: Pasta de Conchos y Zapotillo


 

Pedro Vargas Avalos

 

 

Se dice que la justicia por lo general suele llegar, aunque muchas veces de forma tardía. Este viernes 14 de junio inmediato, se llevaron a cabo dos celebraciones alusivas a hechos de justicia extrema, puesto que familias de 65 -63 dicen algunos- trabajadores del carbón fallecidos en la mina coahuilense de Pasta de Conchos, en un caso, y los habitantes de tres pueblos de Los Altos jaliscienses, -Acasico, Palmarejo y Temacapulín- en el segundo hecho, así lo acreditan.



            La nación se sacudió por el desastre minero de Pasta de Conchos, en el norteño estado de Coahuila, acontecido como a las 2:30 del lejano 19 de febrero de 2006, debido, según se dijo en ese tiempo, a una explosión provocada por el acumulamiento de gases, estallido que  colapsó varios túneles en el yacimiento  carbonífero denominado Pasta de Conchos,  municipio de San Juan de Sabinas, mismo que es conocido como Nueva Rosita, en la Entidad federativa mencionada, hoy por hoy gobernada por el priista Manolo Jiménez Salinas, el cual por cierto fue abucheado cuando, en el evento efectuado el aludido reciente día14,  hizo uso de la palabra para dar la bienvenida al presidente Andrés Manuel López Obrador y a la mandataria electa Claudia Sheinbaum Pardo, quienes presidieron dicha ceremonia.  


            Si lo anterior se verificó en el mencionado estado del norte del país, aquí en el occidente, en nuestro hermoso estado de Jalisco, se registró la ceremonia de ofrecer disculpas a los habitantes de los tres pueblos que por 18 años vivieron amagados por su desaparición, desahucio de sus pobladores y despojo de sus propiedades, es decir, víctimas de la violación flagrante en una quincena de sus derechos humanos. Todo eso, gracias a la ceguera de los gobernantes, tanto de la república como del Estado.





En efecto, la desventura arrancó con Vicente Fox, el frívolo panista que desgobernó México de 2000 a 2006 y pretendió favorecer a León y alrededores, llevándose el agua del Río Verde, en el noreste jalisciense, a costa de inundar a los tres pueblos ya mencionados. El infortunio siguió con el simulador Felipe de Jesús Calderón, quien no solo arribó al poder tras una elección amañada, sino que enturbió su periodo con hechos reprobables, como incumplir con el compromiso de construir la vía corta Guadalajara-Puerto Vallarta, edificar una gasolinera de la cual solo dejó una afrentosa barda; gastar en una costosísima estela de luz, dizque para conmemorar el bicentenario de la independencia y centenario de la revolución, la cual inició con un presupuesto de 398 millones de pesos, y plazo para la conclusión de la obra el 21 de agosto de 2010, pero que incrementó su costo total a más de 1,000 millones de pesos, y se  inauguró con un retraso  15 meses. No hemos señalado lo peor, que fue la guerra sangrienta contra el narcotráfico y el nombramiento como secretario de Seguridad en su gabinete de Genaro García Luna, criminal personaje quien -con lógica connivencia de su jefe- dañó a la nación protegiendo el desarrollo de los carteles dedicados a esa maldad. Ya sabemos que esa arbitrariedad relativa al Zapotillo y sus consecuencias prosiguió con el bribón Enrique Peña Nieto. Todo lo anterior con la complicidad, de los políticos que gobernaron a Jalisco durante los 18 años de la pesadilla que padecieron los pueblos alteños que mencionamos.


En el ceremonial efectuado en San Juan de Sabinas, tras la rechifla al ejecutivo estatal, habló la joven secretaria de gobernación Luis Ma. Alcalde, quien hizo la narrativa cronológica del calvario de las familias que resistieron la desaparición de sus familiares en ese fatídico accidente. Causa admiración enterarse de todas las vicisitudes que pasaron, cuyo común denominador fueron las mentiras y desdenes que funcionarios de anteriores administraciones les propinaron, en 2006 y 2007; luego cuando en 2011 les dijeron que no había posibilidades de rescatar los cuerpos, porque se arriesgaban vidas, invertía mucho dinero y se ocupaba mucho tiempo. Ya con López Obrador en la presidencia, este decidió realizar indemnizaciones a las familias, rescatar los cadáveres, darles habitaciones, arreglar edificios públicos y erigir un memorial a los extintos. Por ellos se realizó este Plan de Justicia, con la divisa de “a los mineros se les rescata” y con la asistencia de los dos mandatarios nacionales, el saliente y la entrante. A cada paso se oía el agradecimiento de los asistentes, por medio de los coros clamorosos de los asistentes, (¡Es un honor estar con Obrador!) y con las sentidas palabras de tres viudas -Aída G. Farías, Claudia Escobar Pacheco y Elvira Martínez Espinoza) que con voz emotiva hablaron por todos los deudos, coronados por la voz profunda de doña Ma. Trinidad Cantú, madre de uno de los mineros fallecidos: ella con voz quebrada, quien dirigiéndose al presidente, le recordó que en 2012 lo entrevistó en Torreón y le pidió ayuda para el rescate de los fallecidos en la mina; le mostró una foto de ese momento, y luego le pidió a la flamante próxima presidenta de la república, una clínica para atención de los mineros de la zona: esta conmovida, cuando enseguida tomó el micrófono, les aseguró sentir su dolor y ofreció cumplir esa solicitud “porque los mexicanos somos generosos, y compartimos no solo el pan y la sal, sino también los sufrimientos”.


El evento se cerró con el mensaje de Amlo, quien les hizo saber que escogió el lugar, “para una gira por el país” acompañado por la primera presidenta de la patria en toda su historia, a la cual enalteció por su capacidad, preparación y valores humanos. El mandatario enfatizó que, ahora en México manda el pueblo y por lo tanto, todas las diferencias que existan, la democracia será la fórmula para resolverlas. Reiteró que lo que se alcanzó, fue con perseverancia del pueblo, apoyo de organismos defensores de derechos humanos y coadyuvancia de las iglesias, cerrando con sonoro, “yo ya me voy”, pero recuerden que “amor con amor se paga”.





            En Temacapulín, al mismo tiempo de lo acaecido en San Juan Sabinas, se ofreció expresiva disculpa pública por parte del Estado mexicano a los pueblos alteños agraviados por "El Zapotillo". La voz cantante la tuvieron el Secretario de Gobierno del Estado, Lic. Enrique Ibarra Pedroza; el sub secretario de derechos humanos, Población y Migración de la Secretaría de Gobernación, Lic. Félix Arturo Medina Padilla, así como de la abogada Gloria Gómez Godoy, a quien desde el 10 de noviembre de 2021, cuando el Presidente y su Gabinete, sentaron las bases entre los pueblos y el gobierno federal para el desarrollo e implementación del “Plan de Justicia para la reparación integral de los daños, ocasionados por el mega proyecto El Zapotillo en Temacapulín, Acasico y Palmarejo”, se le designó para que lo implemente y cristalice.


Los puntos más resaltantes de ese programa son: Restauración y protección del Río Verde, declarándolo Área Natural Protegida y cancelando concesiones de extracción de piedra cercanos al río, dándoles permisos a los lugareños en el ramo de pesca y turismo, atendiendo sus necesidades acuíferas. En cuanto a Palmarejo, realizar el retorno de la comunidad desplazada de manera forzosa, debiendo reconstruir todos sus servicios e infraestructura.


Por lo que atañe a Temacapulín, se le dará atención psicológica para sanar los impactos psicosociales, incluyendo medicamentos y ambulancia. Se otorgue la denominación a Temacapulín de Pueblo Mágico y se ejecuten obras comunitarias como Casa de la Cultura con biblioteca; mercado, restauración del panteón Viejo y de los  empedrados tradicionales, fachadas y banquetas; de la Basílica, hacer una  Ciclovía hasta la glorieta del héroe indígena Tenamaxtli y una casa del Adulto Mayor, así como la Unidad Deportiva, el auditorio Comunitario y en general carreteras, caminos, senderos pasos de servidumbre, carretera de Terrazas a Temacapulín, pasos y camposanto a la vez un  puente en arrollo Colorado, vías terrestres entre Temacapulín, Palmarejo, Cofradía y Zapotillo; un entronque hacia Yahualica y conectividad (internet) en Temacapulín, Acasico y Palmarejo.





Mucho de esos puntos se han cumplido, por lo que el primero de ellas, se llevó a cabo ahora. Con tal motivo, habló el Lic. Ibarra, representando al gobernador Enrique Alfaro, quien, en su discurso, subrayó la importancia de este acto para la verdad, la justicia y la memoria, y expresó una disculpa pública a las comunidades afectadas. Sin embargo, fue desairado por muchos asistentes, quienes ya una vez fueron amonestados por el Presidente Amlo, cuando silbaban al ejecutivo estatal. Ahora le tocó a su enviado.


El discurso culminante -aunque también hablo Gloria Gómez Godoy, quien es bien vista por los vecinos- fue el del Subsecretario Medina Padilla, quien manifestó: “la labor que encargó el presidente de México se ha cumplido y… la aspiración y anhelo de los habitantes de estas tres comunidades también se ha materializado.” Luego agregó: “El día de hoy recordamos los años de incertidumbre que Temacapulín, Palmarejo y Acasico experimentaron desde 2005, cuando empezó a promoverse el proyecto de la presa El Zapotillo, mismo que suponía la inundación de las poblaciones hoy presentes.” Fueron años de pavor, debido a que las autoridades no protegieron a las comunidades que estaban bajo su cuidado, la presa El Zapotillo, amenazaba con borrar siglos de historia, cultura y vida comunitaria. Sin embargo, en medio de la adversidad, la fuerza y la resistencia de las comunidades se mantuvieron firmes.”


Los atributos conculcados los enumeró el subsecretario: “el derecho a la vivienda, digna y adecuada; el derecho de participación en la formulación de planes o proyectos de infraestructura, violó derecho a la propiedad, el derecho a la manifestación, el derecho a la información, también violó el derecho a tener recursos judiciales efectivos, el derecho a la paz social, violó el derecho al agua y el derecho a la libertad de asociación.” Eso provocó hubiese “historias de mujeres que, sin mostrar temor ni duda, en 2011 hicieron plantones en el lugar donde estaba proyectada la presa o que desafiaron a funcionarios estatales, federales que quisieron imponer una voluntad arbitraria sobre esta tierra.” No cabe duda, la impugnación a la presa El Zapotillo por parte de la gente de Temacapulín, Palmarejo y Acasico expuso “el profundo afecto que tienen sobre el lugar que los vio nacer, así como su capacidad y fortaleza para defenderlo.”





Los valores de estos lugares y su región son de ponderarse: “pueblos que conservan vestigios invaluables para la historia del país. En Temacapulín, está la Basílica de Nuestra Señora de los Remedios. En Palmarejo, el Instituto Nacional de Antropología e Historia ha realizado hallazgos que dan cuenta de la presencia de asentamientos prehispánicos. En Acasico, tenemos la portada del Santuario de Flamacordis, el portal de la Delegación Municipal y el pórtico de acceso al cementerio.


Además, son espacios ricos en recursos naturales. Hay turistas que visitan las aguas termales que abundan en la zona, además de que contemplan la variedad de plantas y árboles entre las que destacan: los sabinos, los sauces, los mezquites, los fresnos, los pitayos, los órganos, las biznagas y la yuca.

 

También es preciso mencionar a la fauna que habita esta tierra. En la cuenca del Río Verde, hay 53 tipos de mamíferos, 25 especies de anfibios y 69 de reptiles.


Todos estos elementos, que forman parte de la vida y el entorno de las personas de la región, son patrimonio de la nación y deben ser conservados como elementos que nos recuerdan la grandeza de un pasado y su continuidad hacia el futuro.”


En conclusión, estos dos actos, el de Coahuila y el de Jalisco, prueban que se han consumado dos hechos de justicia extrema, y nos recuerda un pensamiento del genial Mario Moreno, “Cantinflas”: Mi partido es la justicia social; mi bandera la igualdad y tengo como única meta la felicidad de todos.




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