Francisco Hernández López
Durante
estos últimos años cada vez que me enfrento a la lectura de un texto lo hago
con prisa y curiosidad. La disminución en la calidad de mi vista y el ritmo de
las circunstancias que llamo mi vida me empujan a esa aparente prisa. A mi
favor diré que aún conservo la natural curiosidad de un lector novato y un
gusto enorme por la literatura. Acotado por estas circunstancias me enfrasqué
en la lectura de Cuentos para Guillermo, libro de Ramón Moreno y uno de
los ganadores del concurso La Maleta de Hemingway, convocado por la Secretaría
de Cultura del gobierno del estado de Jalisco.
Confieso que
durante los primeros párrafos el estilo del autor y su nombre me empujaron
hacia los oscuros recovecos de la digresión: esa agilidad en la redacción que
se presentaba a mis ojos la descubrí antes, en Julio Cortázar, recuerdo el
primer libro del Cronopio mayor que cayó en mis manos, durante mis estudios de
secundaria: Bestiario. Un descubrimiento inefable que marcaría mi forma
de entender un cuento. Y luego ¿Conozco a Ramón Moreno? No estoy seguro. Tal
vez sí. A esas alturas ya había leído el primer texto que sirve de prólogo y
dedicatoria por lo que dejé mis divagaciones y me dispuse a convivir con los
personajes. De manera muy personal el autor nos presenta una dinámica familiar
que se funde con el contexto histórico, pero desde sus experiencias de niño
traslapadas con la percepción del adulto que narra los hechos y para un
interlocutor que desvela el título: su primo Guillermo. Así los 11 cuentos nos
ofrecen más que una historia específica ciertas sensaciones y revelaciones de
un tiempo ido. Cómo conoció a sus primos en casa de su abuela Nico, en el
primer cuento: “Unos primos lejanos”. “Caldo de pato” nos lleva a una relación
con su abuela, aparentemente superficial, pero que nos deja una sensación de
profundidad en la cómplice acción de cuidar y manejar un par de patos entre una
parvada de gallinas.
Así los demás
cuentos, a manera de instantáneas nos muestran un viaje a Talpa y la
confabulación tácita con la otra abuela; la relación con un papá autoritario y
la rebeldía ante esa misma autoridad; el fugaz descubrimiento del cuerpo
femenino; las pequeñas venganzas; las razones jamás explicadas de ciertos
castigos. También el autor nos da a conocer algunos hechos sucedidos mucho
antes en la familia, como en “Refugiarse en la oscuridad de una noche ajena”.
Creo que sin
proponérselo Ramón nos regala un puñado de cuentos que a su vez y en conjunto
también nos cuentan una historia, es como si cada cuento tuviera vida propia y
a la vez conformaran una novela. No estoy seguro de que así sea. En este caso
el autor es el único que sabe de las intenciones y recursos que desarrolló en
su obra.
Debo decir que la
última parte me conmovió significativamente: “Guillermo en la Cantina”, permite
al interlocutor del autor expresar una historia, meterse en el libro para dejarnos
escuchar su voz y mostrarnos un sentimiento de culpabilidad y arrepentimiento. Finalmente
quisiera decir que tal vez los Cuentos para Guillermo no son para Guillermo,
sino para el mismo Ramón en complicidad con su primo. No lo sé. En todo caso
los cuentos de este libro son para todos nosotros y eso sí podemos agradecerle
al autor y a quienes participaron en la creación de esta obra.
*Presentación del libro Cuentos para Guillermo
de Ramón Moreno Rodríguez, en la biblioteca pública municipal “Juan José
Arreola” de Ciudad Guzmán el jueves 25 de abril de 2024.
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