En el
ámbito social, profesional y laboral, empresas e instituciones demandan cada
vez más a las Power Skills, que
pueden traducirse como habilidades poderosas que delinean el talento personal y
profesional para relacionarse con éxito para influir en el entorno profesional.
Éstas deberían formarse en la escuela, pero a veces no se logran y tampoco se
propician. Hoy hablaré de cinco de ellas:
Una
de ellas es la comunicación eficaz, no basta con saber leer y escribir, de lo
que se trata es de conectar con los demás con eficacia, que permita en los
equipos donde se desarrolla la persona, transmitir ideas con claridad, enfoque
y precisión. Este primer conjunto de competencias poderosas incluye el
saber negociar cualquier asunto, vender interna y externamente -ideas, propuestas
y proyectos- entre los equipos con los que se interactúa.
Otra
es la flexibilidad y adaptación rápida, considerando que el mundo y con ello el
trabajo, se transforma de manera vertiginosa. Pudiéramos decir que no hay
trabajos permanentes para toda la vida. Adaptarse a lo nuevo se dice fácil,
pero se requiere trabajar en los modelos mentales de las personas, en sus
creencias y paradigmas. Y en la práctica significa aceptar retos que provienen
del cambio. Desde el cambio de residencia o empleo, generando conciencia sobre
distintas visiones y opciones que se presentan.
Una
más es la habilidad de liderazgo, de ese que no proviene del cargo jerárquico,
sino en el ámbito de competencia en el que la persona se mueve, así sea un
equipo pequeño. Ello lleva implícito trabajar ambientes de confianza, de
integración y cuidado entre los miembros de un equipo; de estimular y motivar
el desarrollo de los integrantes de manera transparente y directa; de delegar
con propiedad otorgando autoridad; de generar energía positiva en los grupos,
ejerciendo el liderazgo más horizontal que vertical.
La
cuarta habilidad es la de resolver problemas en el menor tiempo y costo permisible,
lo que significa romper con esquemas de mentalidad fija. En sentido opuesto, se
trata de encontrar con la flexibilidad del pensamiento las causas raíz de los
problemas, integrar al equipo para resolverlos, hacerte cargo, comunicar las
respuestas, evaluar impactos que no son solo económicos, sino sociales o
laborales.
La
quinta tiene que ver con planeación eficaz, porque permite dar rumbo. Alguna
vez, escuche a un connotado académico que, “no planear es como un barco que
navega en el que parece que todo funciona muy bien, pero nadie sabe a dónde se
dirige”. Esta habilidad tan necesaria, permite determinar la manera más ágil de
hacer una tarea o proyecto.
Tener
conciencia de ellas, trabajarlas en la escuela o profesionalmente en empresas e
instituciones es fundamental, sobre todo en tiempos en los que la mediocridad
amenaza la capacidad de soñar y aspirar de nuestros jóvenes.
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