domingo, 12 de mayo de 2024

La amiga Infancia


 

José Luis Vivar

 

La Infancia es un amigo que se va, decía Emmanuel en una vieja canción de Guadalupe Trigo y Mario Arturo, refiriéndose a que, una vez llegada la juventud, se deja en el olvido al niño que fuimos. Esto a nadie debe extrañar. Con los primeros indicios de la pubertad se quiere ser joven para vivir en completa libertad, tener experiencias de todo tipo, y sobre todo divertirse. Siendo jóvenes el futuro se ve lejos, demasiado lejos como para pensar en responsabilidades como personas maduras, y mucho menos para imaginarse en la vejez.



            El principal deseo de Peter Pan (James Matthew Barrie, 1911), es nunca crecer, permanecer en esa etapa de niño/preadolescente, por el miedo que esto representa. Todo el que crece ha de morir algún día, dice en un pasaje de la obra. Aunque eso se interpreta como el temor a las nuevas responsabilidades. Cada nueva etapa de vida trae consigo una crisis por la que se deja y la adaptación a la que se llega. Y él lo sabe.


            Ser un niño feliz —en el mejor de los escenarios—, significa tener las necesidades básicas aseguradas, estar rodeado de cariño y enfocar su existencia en la escuela y en los juegos. Disfrutar del paraíso terrenal que puede estar en una habitación, un patio, y los más privilegiados en un jardín como los hermanitos Jorge Luis y Norah de apellido Borges, quienes vivieron infinidad de aventuras en ese lugar de su casa, y les sirvió para desarrollar la imaginación: él en la Literatura y ella en la Pintura.





            La Infancia es gestora de amigos imaginarios. Algunos pequeños son discretos y conviven con ellos en la privacidad. Otros en cambio hacen pública su presencia, alarmando a sus padres, y a sus maestras de Preescolar. Sin embargo, tarde o temprano esas amistades se marchan y todo vuelve a la normalidad.


            No queremos ser tratados como niños, exigen jóvenes y adultos cuando protestan por algo en particular, el mensaje se lee en carteles o en redes sociales. Las mentiras que remiten a la inocencia y a la ingenuidad de los pequeños. El engaño es la primera decepción que se recibe en los primeros años de vida. La desilusión del mundo de los adultos es una de las razones por las que el Principito (Antoine de Sant-Exupéry, 1943) deje la tierra y se regresa a su planeta.


Sigmund Freud afirmó que Infancia es Destino. La vida cotidiana nos permite ver adultos felices y desdichados. Revisar su niñez pudiera ser el origen de su circunstancia; aun así, es difícil saberlo. Lo que nos queda claro es que debe haber mayor protección y seguridad de los niños tanto por parte de las autoridades gubernamentales como de la sociedad a la que pertenecemos, para que la amiga Infancia sea un bello recuerdo y nunca se vaya.





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