En el
imperialismo, gracias al saqueo de los países sometidos, la clase capitalista
de las grandes potencias ha podido, históricamente, arrojar a los pobres de su
propio país algunas migajas de riqueza para adormecer su conciencia y
atraerlos, atenuando así las contradicciones internas, como estrategia de
estabilidad política. En su escrito de 1914, Carlos Marx (Breve esbozo
biográfico con una exposición del marxismo), dice Lenin: “Compárese esto con
los numerosos ejemplos de Marx y Engels, sacados del movimiento obrero inglés
de cómo la ‘prosperidad’ industrial suscita tentativas de ‘comprar a los
obreros’ y de apartarlos de la lucha; de cómo esta prosperidad en general
‘desmoraliza a los obreros’; de cómo el proletariado inglés ‘se aburguesa’, de
cómo ‘la nación más burguesa de todas’ (Inglaterra) ‘parece que quisiera llegar
a tener junto a la burguesía una aristocracia burguesa y un proletariado
burgués’; de cómo desaparece en él la ‘energía revolucionaria’; de cómo habrá
que esperar más o menos tiempo hasta que ‘los obreros ingleses se desembaracen
de su aparente contaminación burguesa’; de cómo al movimiento obrero inglés le
falta ‘el ardor de los cartistas’; de cómo los líderes de los obreros ingleses
se transforman en un tipo intermedio ‘entre el burgués radical y el obrero’; de
cómo, en virtud del monopolio de Inglaterra y mientras ese monopolio subsista,
‘no habrá nada que hacer con el obrero inglés’” (son varias citas tomadas por
Lenin de diferentes escritos de Marx).
Aquella
caracterización fue válida después para Estados Unidos, nueva cabeza del
imperio que, con el fruto de sus rapiñas en todo el orbe, pudo dar migajas a
sus trabajadores y clases medias, comprando así su apoyo, o al menos su
tolerancia, y para tener jóvenes con entusiasmo de enrolarse en el ejército y
pelear por el imperio. Aquel esquema se afianzó en la posguerra y contribuyó a
crear una sociedad relativamente estable, satisfecha en alguna medida y hasta
cierto punto fiel a su gobierno. Pero aquello empezó a descomponerse y, como
catalizador, influyó la caída de la Unión Soviética: se desataron los demonios
de la acumulación, del ansia de alguna manera contenida mientras aquel
contrapeso existió.
Dice
El Viejo Topo (27 de septiembre de 2022): “Desde mediados de la década de 1970,
los responsables políticos de Estados Unidos han aplicado políticas económicas
neoliberales: desregulación financiera, austeridad, recortes fiscales para los
ricos, ataques al trabajo y deslocalización del mismo (…) En lugar de resolver
los graves problemas estructurales que afronta el capitalismo estadounidense,
la FED (…) desde 2009 ha inyectado más de 40 billones de dólares en los
mercados financieros, aumentando así la riqueza de la élite financiera, el
proverbial ‘1%’ (…) La clase trabajadora estadounidense ha sido testigo del
colapso de su nivel de vida, resultado de (…) la subcontratación de mano de
obra, la austeridad, el estancamiento del crecimiento de los ingresos y el
aumento de los costes de alquiler, transporte, energía, alimentos, atención
médica (…) Al mismo tiempo, la riqueza de los multimillonarios estadounidenses
aumentó en cerca de un billón de dólares durante la pandemia. El declive del
capitalismo estadounidense está en marcha (…) la élite gobernante y sus
representantes en Washington han respondido trasladando los costes de este
declive a los ciudadanos, que han visto caer en picado su nivel de vida (…) al
tiempo que han emprendido una política exterior astronómicamente cara y
temeraria…”.
Sintiéndose dueño de la situación,
el gobierno redujo el gasto destinado a la población de bajos recursos,
escamoteándole servicios que otrora fueron derechos. Veamos algunos
indicadores. En la vivienda. “Estados Unidos marcó un récord de personas sin
hogar en 2023. El aumento de homeless se vincula con el fin de ayuda
gubernamental y el aumento de costos de vivienda en el país. Estados Unidos
reportó un incremento del 12% en personas sin hogar (homeless) durante el
último año (…) la transición de una situación con vivienda a una sin ella se
está acelerando” (Infobae, 16 de diciembre de 2023). El año pasado había 653
mil homeless, la cifra más alta desde que se empezaron a contabilizar estos
datos en 2007 (Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbanos).
En
la educación. Ante el escaso apoyo gubernamental, el alto costo de las
colegiaturas y los bajos ingresos familiares, muchos estudiantes recurren a
créditos: “La deuda estudiantil es enorme (en la actualidad, alrededor de USD
1.5 billones (en 2004) era de doscientos cincuenta mil millones de dólares).
Los préstamos educativos representan el segundo segmento más importante del
endeudamiento de los hogares (…) Cerca de 42 millones de estadounidenses (uno
de cada ocho) tienen deudas estudiantiles (…) El crédito promedio anual
obtenido por los padres se ha más que triplicado en los últimos 25 años (…) en
2014 el 8.8% de los padres prestatarios que iniciaron la amortización de su
último préstamo tenía un endeudamiento superior a los USD 100 mil en
comparación con un 0.4% en 2000 (…) entre 2000 y 2011 casi se cuadriplicó (a
más de 900 mil personas) la cantidad de prestatarios que salieron de
instituciones con fines de lucro” (brookings.edu, 28 de enero de 2020).
En
la salud. The Commonwealth Fund, grupo independiente de investigación con sede
en Nueva York, publicó el año pasado un estudio comparativo de Estados Unidos
con datos de organizaciones internacionales, y encontró que, entre todos los
países de altos ingresos, “Estados Unidos (…) tiene la esperanza de vida al
nacer más baja y la tasa más alta de personas con múltiples enfermedades
crónicas (…) la tasa más alta de muertes por causas evitables o tratables y de
muertes maternas e infantiles. Los estadounidenses viven vidas más cortas y menos
saludables porque nuestro sistema de salud no está funcionando como debería (…)
consultan a los médicos con menos frecuencia que en la mayoría de los demás
países (…) ‘No sólo es el único país que estudiamos que no posee una cobertura
de salud universal’ (…) los altos costos de bolsillo hacen que casi la mitad de
los adultos en edad laboral dejen de recibir la atención necesaria o la
demoren. (…) tiene la tasa de obesidad más alta de los países estudiados. La
esperanza de vida al nacer en 2020 era de 77 años, tres menos que el promedio
de la OCDE (…) ‘invertimos menos que otros países industrializados en asuntos
sociales’ (Georges Benjamin, director ejecutivo de la Asociación Estadounidense
de Salud Pública)” (CNN, 31 de enero de 2023). Hay que recordar también que
Estados Unidos ocupó el primer lugar en fallecimientos por Covid.
Como era esperable, este abatimiento
del nivel de vida de la población merma su respaldo al gobierno, y en general
al régimen, y la lleva a percibir, así sea intuitivamente, el desinterés de
éstos por el bienestar social. Ello ha derivado, por ejemplo, en protestas
estudiantiles y en reacciones como la crisis de reclutamiento en el ejército:
cada vez menos jóvenes desean enrolarse para luchar por una causa que perciben
ajena. Así lo expresa el portal latamnews, basado en reportaje de The Wall
Street Journal: “En los últimos dos años, el desinterés de los jóvenes por
ingresar al Ejército ha sido más notorio. De hecho, según datos de las Fuerzas
Armadas de Estados Unidos, 2022 ha sido el peor año de reclutamiento desde
1973; los resultados fueron 25 por ciento más bajos de lo esperado. Para este
año no se espera una tendencia más positiva (…) La Marina está en una situación
similar, se estima que faltará por cubrir 10 mil de las 38 mil plazas que
esperaban tener (…) El desinterés de la juventud por la milicia estadounidense
es notorio, tan solo el nueve por ciento de los jóvenes entre 16 y 21 años
mostró interés en enlistarse. (…) ‘He estado estudiando el mercado de
reclutamiento por 15 años y nunca había visto condiciones como ésta’, declaró
un funcionario del Departamento de Defensa a The Wall Street Journal” (The Wall
Street Journal, latamnews, 1º de julio de 2023).
En conclusión, atendiendo a la cita
de Lenin arriba expuesta, resulta claro, pues, que, víctima de su propia
voracidad (y como la codicia rompe el saco), en su incontrolable afán de
acumulación, el imperio quita a sus propios ciudadanos lo poco que antes les
daba, perdiendo así apoyo social en su propio país y creando inconformidad. De
ese modo, el imperialismo socava sus propios cimientos.
*Catedrático
e Investigador de la Universidad Autónoma de Chapingo.
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