José Luis Vivar
El
idioma español se caracteriza por su riqueza lingüística y por la variedad de
estilos en los diferentes países que conforman el Continente Americano. En
otras palabras, se habla una misma lengua, pero de manera particular organizada
con sus propias reglas gramaticales. Esto no significa que entre latinos no
podamos entendernos, pero la semántica juega un papel muy importante en los
procesos de comunicación.
Un vocablo que en
México tiene un significado particular, en otro país puede ser algo sin sentido
lógico, jocoso, o incluso ofensivo. De ahí entonces que los regionalismos y el
caló local deban evitarse a toda costa, y utilizar expresiones claras, precisas,
para evitar malos entendidos con alguna persona extranjera.
Pero mientras esto
sucede, cada día el idioma español evoluciona y se fortalece con nuevas
locuciones propias de los hablantes de cualquier país. Pasado algún tiempo si su
uso se extiende hasta volverse coloquial, terminan siendo aceptadas por la Real
Academia de la Lengua Española (RAE), para después integrarse como un
denotativo más de los diccionarios en todos sus formatos.
Hasta hace muy
poco las palabras que comenzaran con CH o LL eran fáciles de localizar y decir
con qué letras se escribía tales palabras. Sin embargo, en fechas recientes a
RAE ha decidido eliminarlas de forma definitiva del abecedario y por
consiguiente de los registros y catálogos que es como también se les conoce a
los diccionarios y enciclopedias de la lengua.
Esto no significa
que la exclusión de estos dos dígrafos (par de letras juntas que representan un
sonido) desaparezcan también del sistema gráfico español, sino que seguirán
utilizándose como otros (ai, eu, au) de manera regular. De aquí en adelante, por
ejemplo, si alguien busca la palabra Chapulín para saber su significado con
todas sus acepciones, deberá de buscar en la letra C y pasar páginas y páginas
hasta dar con ella. Algo similar sucederá con quien desee conocer el
significado de Lleivún; tendrá que indagar en la letra L.
Aunque los
diccionarios en físico y las enciclopedias no son algo común entre la población
—la gran mayoría googlea lo que busca—, la ausencia de esas dos letras que
formaban parte del abecedario con que muchos aprendimos en la infancia, dejan
ver que nuestro idioma está sujeto a cambios repentinos, a nuevas reglas y
acuerdos que los integrantes de la RAE pueden hacer en cualquier momento.
Corresponde a los maestros de las nuevas generaciones hablarle con nostalgia de
esas dos letras que un día fueron expulsadas del paraíso.
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