Cuanto
más dispuestos estamos a depender de un Poder Superior, más independientes
somos en realidad.
—
Doce Pasos y Doce Tradiciones, p. 34
Al
principio, empiezo algo dispuesto a confiar en Dios y Él hace que esa
disposición crezca. Cuanta más disposición tengo, más confianza gano, y cuanta
más confianza gano, tengo más disposición. Mi dependencia de Dios crece de
acuerdo al crecimiento de mi confianza en Él. Antes de que estuviera dispuesto,
yo dependía de mí mismo para todas mis necesidades y estaba limitado por lo
incompleto de mi ser. Por mi disposición a depender de mi Poder Superior, a
quien yo he escogido llamar Dios, todas mis necesidades son provistas por
Alguien que me conoce mejor de lo que yo me conozco — aún las necesidades de
las que no me doy cuenta, así como las que están todavía por venir. Sólo
Alguien que me conoce tan bien, podría hacer que sea yo quien soy y ayudarme a
satisfacer la necesidad de alguien que solamente yo podría satisfacer.
Nunca
habrá otro exactamente igual que yo. Y esto es la verdadera independencia.
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