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miércoles, 17 de abril de 2024

El legendario "portal de Urzúa"

 


 

Fernando G. Castolo*

 

Como historiadores, tenemos la gran responsabilidad de dotar a la comunidad de elementos que soporten su identidad, a partir de los rasgos más emblemáticos en su sentido de ser y de pertenecer. Cuando, como historiadores, damos una errónea lectura, ello tiene sus consecuencias, porque la voz del historiador es una voz autorizada que no se puede, ni se debe, permitir caer en apasionamientos personales. Por ello, deseo exponer una culpa, y solamente aspiro a que sea redimida por los amables lectores que se han visto cautivados por nuestras aportaciones.



Existen todavía vestigios de una hermosa residencia, ahora seccionada e invadida de negocios, en la esquina de las calles Federico del Toro y Refugio Barragán de Toscano. Esta finca está dotada de hermosas tallas en cantería, del estilo "barroco jalisciense", tanto en frisos, columnas y portadas. Por muchos años hemos ventilado la idea de que ahí estuvieron las famosas Casas Consistoriales, sede del poder civil durante la época virreinal (y, por supuesto, hemos invalidado del todo la idea de que fue la sede de un convento, por aquello de las leyendas religiosas que aún se observan en algunos vanos, y que hacen pensar en que evocan un espacio claustral).


Pues bien, la historia, una vez que se tienen novedosos documentos, de primera mano, a la vista, cambia la perspectiva de la misma. Esos bellos vestigios de piedra en realidad son parte de lo que pervive de la gran residencia del rico terrateniente don José María Félix Ramón de Jesús de Urzúa y Barragán, zapotlense nacido el 2 de mayo de 1807, hijo de don Juan de Dios de Urzúa y Villaseñor y de doña María Guadalupe de Barragán y Michel. Casó nuestro personaje con doña María Felícitas de Rojas y Gutiérrez el 29 de mayo de 1828. Llegó a ostentar el cargo de Alcalde Municipal en 1845, y fue mayordomo de las fiestas josefinas en 1858.





Para mayor referencia, don José María de Urzúa fue bisabuelo del escritor y diplomático Guillermo Jiménez quien, en un fragmento de su libro "Zapotlán" (1940), refiere el plagio de su antepasado a manos de los bandidos del Volcán, hecho que causó gran revuelo en la comunidad por tratarse de un distinguido personaje de la comarca. Muy anciano, falleció por problemas del corazón el 24 de enero de 1893. Durante todo el siglo XIX a los portales que rodeaban su hermosa finca (hoy, Portal Morelos y Portal Zaragoza), se les conoció como el "Portal de Urzúa", siendo su último residente don José Justo de Urzúa y Rojas.


Hoy, la bella finca conserva algunos vestigios de su otrora presencia, gracias a la sensibilidad de sus actuales propietarios y a los buenos oficios del maestro cantero zapotlense don José Hernández Hernández. Esta finca es icónica y en su torno se han formulado diversas imagines que nos hacen suponer lo que salvaguardaba en su interior; hoy damos, pues, a conocer su verdadera función en el paisaje urbano de Ciudad Guzmán.




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