Por
los adelantos científicos y tecnológicos, que impresionan por lo avanzados que
están, sobre todo a partir de la segunda guerra mundial (1939-1945), da la
impresión de que el mundo se ha empequeñecido. En todo caso, las relaciones
entre las naciones se estrechan y los nexos internacionales son vitales para la
humanidad.
Las organizaciones aglutinantes de
países son cada día más necesarias en aras de salvaguardar la paz mundial, para
conseguir que la economía crezca, la producción se optimice y tanto la cultura
como la salud sean más accesibles para los pueblos, incluso se combata la
pobreza. De esa forma surgieron instituciones como las Naciones Unidas (ONU),
para todo el orbe y la OEA, que comprende a los Estados del continente
americano. Desde luego, en otras latitudes también surgieron entes constreñidos
a su entorno: la Unión Africana, (UA) o en Asia, la Asociación de Naciones de
Asia Sudoriental (ASEAN), etc.
Bien
se dice que, en la relación de nación a nación, se debe actuar con diplomacia,
es decir, usando la mano izquierda –con sutileza- habilidad en el trato,
artesanía de las relaciones humanas, savoir faire -saber hacer con destreza-,
atender con cortesía, buen tacto, lo que implica saber callar a tiempo y
conocer cuándo se debe hablar o actuar.
Es así, que, en nuestros días,
estando el mundo cada vez más interconectado y las relaciones internacionales
sujetas siempre al derecho, estas desempeñan un rol decisivo en la
configuración de los asuntos políticos, los de índole económico y en general la
cultura, incluyendo deportes y todo tipo de actividad global. Por ello la
diplomacia es tan importante para el desarrollo mundial y el mantenimiento de
la paz.
Todo lo anterior viene a cuento en
razón a la posición de México en el concierto internacional, que ha sido con
algunas variaciones, de respetable reconocimiento, sobre todo cuando de temas
del continente americano se habla, y específicamente cuanto se ciñe al ámbito
latinoamericano y del Caribe, donde nuestra nación es un gigante. Y precisamente,
el tema delicado y de actualidad, es el conflicto surgido con motivo del
allanamiento de la embajada de nuestra República en Quito, la capital de
Ecuador.
Todo comenzó cuando el 15 de octubre
del año pasado ganó la presidencia ecuatoriana, el estadounidense-ecuatoriano
(nacido en Miami y de lengua materna inglesa) Daniel Noboa Azín, hijo del
hombre más rico (Álvaro Noboa, archimillonario bananero) de ese país
sudamericano -Ecuador- que había intentado cinco veces ser mandatario de dicha
nación. Ese joven empresario, publicó El País, “supone una incógnita para un
país asolado por la violencia”; tomó posesión el 23 de noviembre y su período
expira en mayo de 2025. La vencida, Luisa González, de ideas de izquierda,
admitió su derrota y le manifestó estar decidida a unir fuerzas para beneficiar
a su patria. Pero antes de los comicios ordinarios del 20 de agosto de 2023 en
que participaron 8 candidatos, el día 9 de ese mes, fue asesinado Fernando
Villavicencio, un aspirante anticorreísta (así se conoce a los seguidores de Rafael
Correa, expresidente de Ecuador, líder del izquierdismo ecuatoriano) que iba en
segundo lugar: la derecha de ese país deslizó el bulo de que la aspirante González
tenía que ver con el crimen, lo que la perjudicó indudablemente. Así, tras las
elecciones primarias -20 de agosto- y luego de la segunda ronda en octubre 15
de ese año, la favorita según las encuestas perdió ante el casi desconocido
junior Noboa. Al día siguiente, el mandatario mexicano expresó su “felicitación
al maestro Daniel Noboa, que el día de ayer triunfó en las elecciones
presidenciales de Ecuador… le enviamos un saludo, una felicitación”.
Sobre esos comicios tan tensos,
opinó Rafael Correa: “La forma de actuar de la derecha es meter el miedo entre
la población”. Y comenta que, al parecer, al ciudadano le gusta ser engañado: “es
como jugador empedernido, que sabe es difícil ganar, pero vuelve a apostar. Nos
gusta creer, no comprender”. (Los Periodistas, 11-IV-024). Y en cuanto al
porque llegó a la presidencia, afirman los ecuatorianos, “Es un accidente de la
democracia” y un diminuto mandatario. (Dr. Ramiro Aguilar, analista político:
Ecuador en Directo, 12-IV-24).
Aludiendo las particularidades de
violencia ecuatoriana y la situación electoral mexicana, el presidente López
Obrador en su mañanera del 3 de abril de este año, alertó que en nuestra nación
eso no debería suceder, y refirió el caso sudamericano: “iba la candidata de
las fuerzas progresistas como 10 puntos arriba, ... Entonces, un candidato
-Villavicencio- que habla mal de la candidata que va arriba, de repente es
asesinado, y la candidata que iba arriba se cae, y el candidato que iba en
segundo sube” a entonces la postulante que iba a la cabeza, la cual “…queda
después de este asesinato como sospechosa”, y aunque sigue “haciendo campaña en
circunstancias, considero, muy difíciles” porque imagínense a todos los medios
en contra, se crea un ambiente enrarecido al grado que a los debates acuden con
chalecos antibalas. Finalmente, la candidata progresista pierde la elección.
Sobre lo dicho por AMLO, hay dos
puntos de vista de ecuatorianos: uno es el de la viuda del fallecido
Villavicencio (Verónica Zarauz) simpatizadora de Daniel Noboa, quien tajante conmina
al presidente azteca: “No se meta con Ecuador”, y tras indicar que no se
utilice políticamente el nombre de su extinto marido, altisonante señala que “México
se ha convertido en la guarida del correísmo”, por ello otorgó el asilo a Jorge
Glas, exvicepresidente ecuatoriano -2013-2018- durante la administración de
Correa, ingresado a la embajada desde diciembre de 2023. La otra opinión, es la
del Dr. Juan Falconi Puig, exministro ecuatoriano y representante Permanente
del Ecuador en la organización Mundial del Comercio con sede en Ginebra-Suiza,
quien afirma: “López Obrador al aludir el asesinato de Villavicencio, solo dio
un ejemplo de lo que sucede cuando hay violencia en períodos electorales, pero
nunca mencionó y menos atacó al gobierno de Noboa”. (Entrevista a la radio
ecuatoriana YouTube 11-IV-24).
A
pesar de lo anterior, el 4 de abril el Ministerio de Relaciones Exteriores del
estado sudamericano, comunica que, en razón a las declaraciones de AMLO, decide
declarar persona non grata a la embajadora Raquel Serur Smeke. Esta diplomática,
profesora de la Facultad de Filosofía y Letras (UNAM), es viuda del notable
filósofo ecuatoriano nacionalizado mexicano Bolívar Echeverría (1941-2010) que
según sus paisanos es cúspide del pensamiento latinoamericano, forjado en
México.
Ya
tirantes las relaciones México-ecuatorianas, el ejecutivo tabasqueño optó por
la prudencia y declaró que no rompería relaciones diplomáticas con Ecuador ni
expulsaría al embajador ecuatoriano en México. (CNN,5-IV-2024). A la par, se concedió
oficialmente "asilo político" al exvicepresidente de Ecuador, Jorge
Glas. Mas sorpresivamente, la noche de ese calamitoso viernes 5, fuerzas
policiales ecuatorianas violentaron el edificio de la sede diplomática mexicana.
Entonces Amlo, reaccionó ante esa "violación flagrante al derecho
internacional y a la soberanía de México”, e instruye a la canciller Alicia
Bárcena “que (...) proceda de manera legal y de inmediato declare la suspensión
de relaciones diplomáticas con el gobierno de Ecuador" (López Obrador en
la red social X). La irrupción fue gravada, y es dramático como Roberto
Canseco, jefe de la misión diplomática, gritaba a los agentes: "¡No puede
ser, es un atropello!, mientras uniformados le impedían se acercara a uno de
los autos invasores y en el forcejeo caía al piso: "Es un atropello, es
contra la norma, no puede ser", clamaba el diplomático. (imágenes del
canal Ecuavisa).
El gobierno ecuatoriano pretende
justificar su acción ilegal, echando la culpa al gobierno mexicano, porque
asiló a un delincuente, a un corrupto. Eso es una mera conjetura, y además, el
país asilante es quien califica si un solicitante del asilo tiene la calidad de
ser asilado. (Convención de Caracas, 1954). También la Convención de Viena, protege
totalmente la inviolabilidad de las embajadas y en consecuencia, se violentó el
principio de asilo, agregado a la infracción de invadir la embajada, ambas
conductas plenamente tipificadas como delitos. Un portavoz de Antonio Guterrez,
el guía de las Naciones Unidas, ya aseveró que “la ONU condena las flagrantes
violaciones a la ley internacional…cuando la embajada -de México- fue asaltada”
(Stephane Dujarric, Primicias, noticias de Ecuador, 12-IV-24).
En los lamentables hechos participó
una mexicana: Mónica Palencia, quien recibió la ciudadanía ecuatoriana por
decreto del presidente Noboa para poder ser nombrada ministro del interior, en
cuyo carácter primero pidió se le entregara el asilado y luego coparticipó en
el asalto al domicilio diplomático. Por ello, diputados ecuatorianos ya plantearon
juicio político, contra ella, la canciller Gabriela Sommerfeld, y el ministro
de Defensa, Gian Carlos Loffredo. Esto repercutirá en el presidente Noboa, individuo
inmaduro, quien de plano actuó neciamente. Resta que México también la juzgue
por su conducta, pues es causante del problema entre ambas naciones, lo cual
sanciona el Código Penal Federal.
El suceso es pues, gravísimo. Ni el dictador Pinochet
se atrevió a violentar la inviolabilidad diplomática o el principio de asilo. Para
resolver este asunto, se debe considerar, el caso de la toma de la embajada de
EU en Teherán (1979- 4-XI-), lo que motivó a la Corte Internacional de Justicia
de la Haya para sentenciar a Irán a pagar millones de dólares por la violación;
y además exigió que todo volviera a su estado original, y que los autores
materiales fueran juzgados penalmente. Por lo tanto, ahora México podrá pedir
sanciones desde monetarias, hasta a la FIFA y Mercosur contra Ecuador.
Un
problema grave es que Noboa, tiene pésimos colaboradores, según lo califican
expertos ecuatorianos: Ramiro Aguilar, Felipe Vega, etc. Ellos aseguran que el
señor Roberto Izurieta Bole, secretario de comunicaciones, es una especie de
Goebbels; Palencia, es una oportunista; la ministra de Relaciones, una
ignorante y el jefe de la defensa, un iletrado. Total: es una infamia lo hecho
por Noboa, porque ofende hasta al pensamiento. (Felipe Vega de la Cuadra,
exministro, psicólogo, político y escritor ecuatoriano).
Hay
200 años de historia ecuatoriano-mexicana, desde que Ecuador era Distrito sur
de la Gran Colombia bolivariana, y luego al emanciparse en 1830, lapso en que
adoptó su actual nombre. Desde esas épocas, el distinguido jalisciense, Juan de
Dios Cañedo (1786-1850), mucho colaboró para establecer relaciones entre los
dos países, primero como secretario de Relaciones Exteriores y luego como
embajador en varios países sudamericanos; después otro tapatío representaría a
los mexicanos en Quito: Leonardo López Portillo y Serrano (1820-1898). Francisco
Carrión (embajador ecuatoriano 2021-2023 y canciller en 2005-07) decía que su
abuelo se benefició del asilo en México; Galo Galarza, diplomático y escritor,
fue beneficiado por México: el asilo siempre
se aplicará en caso de persecuciones políticas; ahora lo que se debe reconocer
es que lo acontecido fue un descomunal error. Casi es de risa, sino fuera por
lo trágico que resulta, que, en nuestra nación, personas veleidosas de la ultra
derecha, como Lily Téllez y cofrades, den disculpas al pueblo y presidente
ecuatoriano, echando la culpabilidad de los sucesos a López Obrador.
Convocada
la Organización de Estados Americanos (OEA) para conocer la transgresión, el
Consejo Permanente aprobó el miércoles 10 de abril, con 29 votos a favor, uno
en contra y una abstención (del inefable Nayib Bukele, de El Salvador) la
resolución que pena la violación de la Convención de Viena sobre Relaciones
Diplomáticas y su relación con la figura del asilo, así como las lesiones sufridas
por el personal diplomático mexicano en Ecuador. Rusia, España, Portugal y
muchos más, respaldan a México y reprueban a los sureños. Grave amenaza será el
momento en que se viole una inmunidad diplomática, y quede impune, pues ya no
habrá embajada segura en el mundo; por el contrario, el país donde está cada embajada,
debe proteger la inmunidad diplomática y antes que nada, jamás transgredir las
normas que la salvaguardan. Por otro lado, México ya demandó en la Corte Internacional
de Justicia, que se expulse a ese país, del seno de la ONU.
Sobre
tal tema, el 11 del corriente mes, en la mañanera expuso la canciller Alicia Bárcena:
“hemos decidido, por instrucciones del señor presidente, llevar a Ecuador a
rendir cuentas por su flagrante transgresión a la inviolabilidad de nuestra
embajada,… así como por los ataques físicos perpetrados contra nuestros
diplomáticos, contra su integridad física y moral,… sobre todo, dos
funcionarios: Roberto Canseco y Eva Martha Balbuena. Y son violaciones claras a
la Convención de Viena, y por eso la violenta agresión es lo que nosotros
estamos llevando a la Corte Internacional.”
Los
reclamos son muy contundentes: Primero. Juzgar y declarar que Ecuador es
responsable del daño que las violaciones de sus obligaciones internacionales
han causado y siguen causando a México. Segundo. La suspensión de Ecuador como
integrante de la Organización de las Naciones Unidas en tanto no se emita una
disculpa pública reconociendo las violaciones a los principios y normas
fundamentales del derecho internacional, con la finalidad de garantizar la
reparación del daño moral infligido al Estado mexicano y a sus nacionales.
Tercero: Juzgar y declarar que, en caso de una violación de los principios de
la Carta de las Naciones Unidas, similar a la cometida por Ecuador, la Corte
Internacional de Justicia es el órgano adecuado, judicial, para determinar la
responsabilidad de un Estado a fin de iniciar el proceso de expulsión en virtud
del artículo 6 de dicha Carta de las Naciones Unidas.
Otro
punto, es el de “Establecer el precedente que cualquier Estado o nación que
actúe como lo hizo Ecuador será expulsado en definitiva de la Organización de
las Naciones Unidades, con base en la evaluación prevista en el artículo 6 del
mismo instrumento de la Carta de las Naciones Unidades. Cinco: Es tan importante
evitar la repetición de estos casos, que el tribunal internacional de justicia
podrá presentar la expulsión del Estado que viole el derecho internacional de
manera rápida y expedita ante el Consejo de Seguridad de la ONU, evitando el
veto de sus miembros.
Es
probable que a pesar del timorato Secretario del organismo mundial, se alcancen
respuestas favorables. Esto, reivindicaría a la organización y especialmente, preservaría
los principios torales sobre los que descansan las relaciones internacionales,
base de la paz y el progreso global.
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