Pedro Vargas Avalos
El
ocho de marzo se llevan a cabo muchas ceremonias y eventos de lo más diverso en
memoria de la mujer. Universalmente el sexo femenino realiza aportes que hacen
más humano al planeta, al participar activamente no solo en la formación del
ser humano, sino en todas las manifestaciones de la vida, llámese ciencia,
economía, educación, familia, política, etc.
El 8 de marzo, Día Internacional de
la Mujer, fue establecido por la Asamblea General de la Organización de las
Naciones Unidas (ONU) en 1977, en honor a todas aquellas mujeres que lucharon
por la igualdad de derechos en todo el mundo. Originalmente, se recuerda que
fueron inmoladas 129 obreras el año de 1911; pero en aras de tal hecho, se
conmemora el 8 de marzo, para homenajear a todas las mujeres.
En estos días, en nuestra patria, a
diario tenemos la conciencia de que “es tiempo de mujeres”, y, en consecuencia,
vemos como lógico que el próximo jefe del ejecutivo federal, será una mujer: de
eso ni duda cabe.
El sexo femenino es sumamente
fuerte, a pesar de que tiene menos fuerza física que el varón. Pero en todas
las facetas de la existencia, su fortaleza permite sacar avante a familias,
pueblos y países.
Y aunado al vigor, hacen gala de
valentía. Valga mencionar como ejemplo de ese principio, a las heroínas
insurgentes Leona Vicario, Josefa Ortiz de Domínguez y Rita Pérez de Moreno.
Son ejemplo de patriotismo, esfuerzo y visión.
El actuar de la mujer ilumina a las
sociedades: sin ellas no sería factible hubiese armonía. Y toda su actividad
está plena de bondad, solidaridad y alegría.
Por otra parte, nada hay más hermoso
dentro de la creación, que las mujeres. Ellas inspiran, son guías, escudos y
muestras de entrega. Un pensamiento anónimo nos dice, al ensalzarlas: “Sé una
reina cuando pienses, sé una reina cuando lo decidas, ¡nadie tiene el poder de
derrotar el tremendo poder dentro de una mujer! ¡Tú fuerza puede cruzar
cualquier obstáculo en tu vida!”
Ya no más decirle “sexo débil”
aunque sí sexo bello. De ahora en adelante, siempre habremos de marchar, a la
par, los dos géneros: no hay salida si aspiramos a un mundo mejor. Por todo lo
anterior, rendimos tributo a nuestras madres, hermanas, hijas, profesionistas,
trabajadoras y en fin, al ser más exquisito de la creación, que es la mujer.
Para finalizar este breve
comentario, ya que, si escribiéramos todas las virtudes femeninas, podríamos
hablar de la femineidad y llenar volúmenes y volúmenes, solo mencionaremos la
siguiente verdad: Todos los hombres deberíamos ser feministas, preocuparnos por
los derechos de las mujeres, para con ello, asegurar un mundo mejor. ¡Que vivan las mujeres!
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