Fernando
G. Castolo
El Volcán/Guzmán
Eran
las 12:30 horas del 23 de marzo de 1858, fecha histórica en el devenir de
Ciudad Guzmán, cuando arribó a esta población el Licenciado Benito Juárez,
acompañado por gran parte de su gabinete gubernamental, entre los que
destacaban Melchor Ocampo, Guillermo Prieto, Santos Degollado y Manuel Ruiz.
La
comitiva, que había dejado Guadalajara, donde se habían instalado los Poderes
de la Federación a fin de salvaguardarlos, venía de Sayula con destino final al
Puerto de Manzanillo, con la finalidad de embarcarse en este punto y retornar
al país por el Puerto de Veracruz; una estrategia que daría como resultado la
instauración de la nación.
En
la antigua Zapotlán fueron recibidos por el Alcalde Municipal el licenciado don
José Pascual de los Dolores Galindo Montaño, quien instaló al Presidente Juárez
y a sus más cercanos colaboradores en la finca conocida como Casa de
Huescalapa, propiedad del hacendado don Benito Gil Calatayud, hoy espacio
emplazado en la esquina de las calles Cristóbal Colón y Pascual Galindo
Ceballos, sobre el Portal Fray Juan de Padilla (aún pervive una placa de mármol
recordando el episodio); mientras que el resto de la comitiva, compuesta por
caballerangos, auxiliares y colaboradores, fueron ubicados en la conocida como
Mesón de las Diligencias, sobre la actual calle Refugio Barragán de Toscano, en
el espacio del ruinoso Hotel Morelos.
Conocieron la ciudad, la caminaron de forma breve, y pronto retornaron a descansar. Al día siguiente, muy de madrugada, partieron rumbo a Atenquique, donde desayunaron, y siguieron hacia el Mesón del Platanar, donde pasarían la noche.
La
estancia de Benito Juárez en la ciudad fue determinante dado que, estando en
Colima, decide establecer en esta Ciudad Guzmán, de forma breve y mientras se
estabilizan los ánimos en Guadalajara, la Capital jalisciense, nombrando como
Gobernador a Pedro Ogazón. En los fondos documentales del Archivo Histórico
existe un Decreto, firmado por Ogazón en Ciudad Guzmán, fechado el 19 de abril
de 1858.
Fue
la primera vez en que esta Ciudad alcanza tan distinguida categoría, siendo
considerada, a partir de este hecho, como la segunda más importante en el
Estado. Benito Juárez acababa de celebrar su onomástico número 52, un personaje
que venía con toda la vitalidad física, lo que le permitió realizar esta hazaña
para instaurar los Poderes de la Nación. Muy orgullosos debemos de sentirnos
los guzmanenses por este episodio histórico de gran trascendencia.
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