Alcohólicos
Anónimos, Capítulo 6, En Acción: p. 81, 82, 88 o 96.
Cuando logré mi sobriedad, al principio
tenía fe únicamente en el programa de Alcohólicos Anónimos. La desesperación y
el temor me mantenían sobrio (ayudado quizás por un padrino cariñoso y duro).
La fe en un Poder Superior me llegó mucho más tarde. Al comienzo esta fe venía
lentamente, después de que yo empezaba a escuchar a los otros compartir en las
reuniones acerca de sus experiencias — experiencias a las que nunca me había
enfrentado sobrio, pero con las cuales ellos se estaban enfrentando reforzados
por un Poder Superior. De este compartimiento surgía la esperanza de que yo
también podría “conseguir” un Poder Superior y que lo haría. Con el tiempo
llegué a saber que un Poder Superior —una fe que funciona sea cuales sean las
circunstancias— es posible. Hoy esta fe, más la honestidad, la liberalidad de
mente y la buena disposición para trabajar en los Pasos, me da la serenidad que
busco. Funciona — realmente funciona.
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