Salvador
Encarnación
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“¿Calor
en Zapotlán el Grande?” Sí señor, al estilo Colima. Aquellos ayeres cuando la
ciudad se venteaba con los aires del nevado quedaron para la historia. Hoy, 3
de marzo de 2024, siendo las tres de la tarde, esperando a Claudia, el sol
estaba inclemente (como fuego de Orozco). Y nosotros ahí, sólo dos.
Poco a poco, uno a uno, los curiosos
pasaron muy al disimulo. Uno, con cara y cuerpo de viejo de priista se le
notaba a leguas que añoraba aquellos tiempos de su partidazo. Una risita le
afloró al ver la inmensidad de sillas vacías, asoleadas, puestas a todo lo que
daba el Portal Hidalgo (antes Serfin, vox
populi): desde la antigua casa de Consuelito Velázquez hasta el Plaza Patria,
donde colocaron el estrado. Apenas uno
que otro simpatizante se guarecía del sol en los arbolitos de la plaza. Eran ya
las tres y media de la tarde. Dos damas de negro y un varón, fiscalizaban el
evento; al pecho lucían gafetes del INE.
Las cuatro de la tarde. Las sillas
empezaron a usarse. El sol, ídem. Con
banderines, cartones, mochilas y paraguas los puntales (oh, error) se cubren la
cabeza. “Se les hizo temprano. Ja.”
Vamos
a derrotar y vamos a desterrar a estos malos gobiernos anaranjados”,
sostuvo
Claudia Delgadillo en su intervención en el mitin en Ciudad Guzmán. FotoF. SE
“Ahí, viene”, “Ahí vienen”. A falta
de una, vienen dos. Así lo indica el maestro de ceremonias. “Claudia Sheinbaum
y Claudia Delgadillo”. Nada.
Los
carteles empiezan a llegar: “Claudia, honestidad, resultados y amor al pueblo”.
Un viejito trae un viejo reclamo (más un olor de ambas épocas): pide justicia
ante la pérdida de su vivienda. Otro de amor: “Claudia saludos a Harfuch”. Uno
más: “Sayula te apoya”.
Por fin llegan. La calle está llena.
Las sillas son insuficientes. Los que
estaban de lejitos se arriban y apachurran. Todos quieren una selfi con
Claudia. Pasa primero Claudia Delgadillo, impecable, sonriente, se arrima a la
baranda y acepta las “Cuelgas” de Zacoalco al mismo tiempo que lanza un besito
de agradecimiento.
El
paso de Claudia Sheinbaum es la apoteosis. Atrás quedó el cansancio y la
asoleada. “Es tiempo de las mujeres”, dice el maestro de ceremonias.
Suben al estrado. Ahí están los
candidatos a las diputaciones y senadurías. Se destaca el Dr. Carlos Lomelí. A
la discre, Mario Delgado Carrillo, el presidente nacional de MORENA. Él es el
primero en hablar, en calentar el ambiente. “…me da mucho gusto en estar aquí
acompañando a nuestra candidata. No. Qué digo candidata. A la próxima presidenta
de México: Claudia Sheinbaum.
—¿Cómo
le dice Ciudad Guzmán? Y el respetable corea: “¡Presidenta, presidenta,
presidenta…!”
—En
Jalisco es tiempo de mujeres y es tiempo de Claudias —sostiene Mario—. Tenemos aquí a Claudia por dos, Claudia
Delgadillo. El coro, ya hecho, aclama: “¡Gobernadora, gobernadora,
gobernadora…!”
Claudia y Mario son breves.
Demuestran que Es Claudia la oradora
principal. Es su tarde. Ella, la candidata a presidenta de la República. Que
tiene noventa días para recorrer los 300 distritos del país.
“Este
2 de junio —dice Claudia Sheinbaum—, tenemos que decidir. Solamente tenemos dos
opciones. Una es continuar con la transformación. La otra, regresar al pasado
de corrupción, de privilegios”. Luego explicó, en pocas palabras el Humanismo
Mexicano: “Consiste en que la prosperidad tiene que ser compartida. No puede
haber un México próspero con unos cuantos que tienen todo y muchos que tienen
poco”.
Claudia comentó asuntos de vivienda
popular. Pero hubo otro que causó impacto entre las mujeres asistentes para
cuando cumplan los sesenta años: “Que las mujeres, de 60 a 64 años, antes de la
pensión de los sesenta y cinco, todas las mujeres, universal, reciban un apoyo
económico por todo lo que han dado a nuestras familias”. Y el aplauso no se
hizo esperar.
Para finalizar la casi media hora de
intervención, Claudia pide que se vote por todos los partidos de la coalición:
MORENA, Partido Verde, Partido del Trabajo, Hagamos o Futuro. Pidió
hacer comités de defensa de la 4T.
Caía el sol cuando la asamblea se dio por terminada. Oscurecía. Por el lado del volcán el cielo se teñía de rojo. Por todos lados los asistentes buscaban sus vehículos. Se pudo ver apersonas de Sayula, Tuxpan, Tamazula y Zacoalco. Y por supuesto, Ciudad Guzmán.
Buena crónica amigo Salvador Encarnación.
ResponderBorrarSaludos.