Tal es
la paradoja de la regeneración en A.A.: la fortaleza que surge de la debilidad
y la derrota total, la pérdida de la vieja vida como condición para encontrar
la nueva.
—
A.A. LLEGA A SU MAYORÍA DE EDAD, p. 46
¡Qué
misterios más gloriosos son las paradojas! Con la lógica no las podemos
solucionar, pero cuando las reconocemos y las aceptamos, reafirman algo en el
universo que sobrepasa la lógica humana. Cuando me enfrento con algún temor, se
me da ánimo; cuando presto ayuda a un hermano o a una hermana, se aumenta mi
capacidad para amarme a mí mismo; cuando acepto el dolor como parte de la
experiencia de desarrollarme en la vida, experimento una felicidad más grande;
cuando miro mi lado oscuro me veo bañado en una nueva luz; cuando acepto mis
debilidades y me entrego a un Poder Superior, la gracia me infunde una
fortaleza imprevista. Llegué tambaleándome a A.A., en desgracia, sin esperar
nada de la vida, y se me ha dado la esperanza y la dignidad. Milagrosamente, la
única forma de guardar las dádivas del programa es la de seguir pasándolas a
otros.
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