Salvador Encarnación
Para la mayoría de los analistas, el
zócalo estuvo lleno el día domingo 18 de febrero en la marcha (sin marcha)
titulada “por la defensa de la democracia”. Según reportes oficiales y de
algunos analistas, asistieron 90 mil personas. Los organizadores contaron más:
700 mil. Desde ahí se indica que ambos manejan distinta óptica.
Esos
miles de personas, cualquiera de las dos cifras, salieron pacíficamente a
manifestarse. Nadie los molestó. Por seguridad, inmensas vallas de acero
protegieron el Palacio Nacional. Es mejor prevenir que lamentar. Ellos, los
manifestantes, cargaron consignas donde calificaban de dictadura al actual
gobierno. Falso. En ninguna dictadura se permiten las manifestaciones. Y muchos
países de América Latina son un buen ejemplo (por desgracia).
Antes
del 2018 la izquierda salía a protestar. No estaban de acuerdo con la administración
del PRI y después la del PAN; ambos la derecha. Se intensificaban las marchas
en los tiempos electorales. Por todos los rumbos del país la palabra fraude
inundaba las pláticas y conciencias. Esos dos partidos dieron origen a la
palabra concertacesión, que era el ceder una gubernatura por otros acuerdos. Por
supuesto que siempre fueron negadas por los dirigentes (ver La Jornada. 14 de
julio de 2013).
Desde
el 2018 el panorama político les ha sido adverso al PRI y al PAN; el PRD que se
ha sumado con la sola intención de no desaparecer del mapa político. MORENA lo
dejó sin militantes y ahora solo es el membrete.
El triunfo de López Obrador dejó a ese
triduo (PRI, PAN, PRD) de partidos en la completa desolación. Acostumbrados a
ejercer la política desde el poder, ahora no dan tino y hasta parecen otras
personas. Les hace falta, de entrada, aquel boato que los revestía, pagado por
el pueblo.
No cesan de manifestar su coraje a AMLO.
Él es el causante de su desgracia y ya no lo disimulan. Se olvidan que ellos
construyeron su derrota en base a la rapiña con la que ostentaron los cargos
públicos: las devaluaciones del peso, sus fortunas en el extranjero, sus
faraónicas casas, sus viajes al extranjero a todo lujo, la matanza del 68, la
matanza de Ayotzinapa… Más los fraudes electorales para mantenerse en el poder.
Añoran sus viejos tiempos. El domingo salieron a las calles para promover un cambio: con ellos otra vez. Y si alguien lo duda, verifique las candidaturas plurinominales por internet. Se transcriben, para ejemplificar, sólo tres nombres por Partido y para cada Cámara. La información se toma de FIA (Fuerza Informativa Azteca). Senadurías. PRI: Alejandro Alito Moreno, Carolina Viggiano, Manlio Fabio Beltrones. PAN: Marko Cortés, Ricardo Anaya, Lilly Téllez. PRD: Jesús Zambrano, Adriana Díaz y Julio Yáñez. Diputaciones plurinominales: Rubén Moreira, Alejandra del Moral, Aurelio Nuño Mayer. PAN: Francisco Javier Cabeza de Vaca, Kenia López Rabadán, German Martínez Cázares. PRD: Miguel Ángel Mancera, Jaime Martínez Veloz, Ángel Ávila. La única democracia que vale es la que les beneficia. Denuestan lo que ellos no organizan.
El
domingo 18 de febrero la derecha organizó, según su decir, una marcha
ciudadana. Nadie les creyó. Ahí, alegres andaban uno que otro político de
antaño. Quien borró todo límite fue el maestrazo don Enrique Krause. Dijo en
referencia a la manifestación: “Yo le doy una importancia similar a la del 68”.
En ese infeliz año, a Díaz Ordaz le hicieron los estudiantes varias
manifestaciones y las terminó con la matanza de Tlatelolco. No hay comparación.
Le
tocó a la derecha salir a manifestarse. Son tiempos de vísperas de campañas. Falta
por ver la guerra de anuncios comerciales por los tres meses siguientes. Esto fue
el inicio de lo que nos espera.
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