Bien
afirmaba el aguerrido político argentino J.W. Cook, (1919-1968) que “Los pactos
políticos entre fracciones adversas son siempre de mala fe”, agregando este
fogoso rioplatense,” aunque sean convenientes” para la contienda por el poder.
En México, la alianza incoherente (PRIAN) entre el Partido Revolucionario
Institucional (PRI) y el Partido Acción Nacional (PAN), que por sus ideologías
pareciera imposible, es claro ejemplo de esa frase.
El martes 9 de enero, de este
naciente 2024, Marko Cortés (tildado como “markititito” -debido a su
mediocridad- por muchos comentaristas y bastantes políticos), en su calidad de
comandante nacional panista, reveló un documento -arrugado, por cierto- que
contiene los acuerdos que habían firmado los del PRIAN, antes de que fuesen las
elecciones que condujeron a Manolo Jiménez, en junio del año pasado, a gobernar
Coahuila desde el uno de diciembre de 2023. En ese ajuste prianista,
participaron, tanto el aludido -entonces aspirante priista- Manolo, como el
inefable Alito (Alejandro Moreno), presidente tricolor y su camarada Marko
Cortés; asimismo, suscribieron el documento, Rubén Moreira, exgobernador
coahuilense y de los mandones entre diputados y parciales de Alito, así como
Armando Tejeda, responsable panista en materia de elecciones. El fin era
adjudicar candidaturas, cargos y órganos estatales, así como diversas
posiciones que se supone son autónomas, como el instituto de información,
ciertos puestos universitarios y una magistratura judicial, incluyendo notarías
públicas, que absurdamente se conceden no por méritos, sino como
prebendas a recomendados y exfuncionarios que no conocen la ley ni por el
forro, lo que va en detrimento de la fe
pública.
No se crea que ese tipo de acuerdos
son ajenos a los partidos mexicanos. Otro caso del que se tiene registro,
ocurrió el 30 de octubre de 2009, cuando la lideresa priista Beatriz Paredes,
el dirigente panista César Nava, el leguleyo Fernando Gómez Mont –entonces Secretario
de Gobernación de Felipe Calderón– y Luis Enrique Miranda Nava –Secretario de
Gobierno en el Estado de México regido entonces por Enrique Peña Nieto–
firmaron un documento en el que el PRI comprometía al PAN a “no alianzarse”
-por aliarse- con ningún partido para la elección de 2011 -en el Edomex- a
cambio de ayudarle para aprobar un incremento de impuestos, que lógicamente,
acuchilló a la gente. (Obed Rosas, Sin Embargo, 11-01-2024).
Lamentablemente, la prensa en
general concedió poco espacio, tanto a ese tremendo suceso de impudicia, así
como tampoco lo otorgó al reciente desatino registrado en Coahuila: hace años,
porque estaba cooptada -comprada-por el prianismo gobernante; ahora, porque los
medios tradicionales, parecen ser aliados de las oposiciones a la Cuatro T,
pues ya no son maiceadas. Al respecto, si vemos las primeras planas de los
principales diarios, nos encontramos que o no se ocupan del tema, como Uno más
Uno, Excelsior, El Universal, El Sol de México, El Economista, y si acaso, como
el Reforma, Público, etc., que hablan del caso Coahuila, pero sesgando la nota,
pues informan que se dejó al partido blanquiazul fuera de la alianza en esa
Entidad federativa, ocultando el acto de corrupción que firmaron.
Lo anterior dio pábulo para que el
primer mandatario se ocupara del tema en las mañaneras del 11 y 12 de enero.
Primero señaló que semejante acuerdo de corrupción evidenciado, “es una prueba
documental importantísima, es algo histórico que tenemos que conocer todos para
que no se repitan estas cosas”. Esa componenda, impresa en un papel firmado, es
fantástica o surrealista, muy descarada puesto que lo dio a conocer, el mismo
presidente del PAN, aduciendo este que lo hizo para transparentar (¿?) ya que
el gobernador y el PRI no le estaban cumpliendo. El pleito prianista, facilitó
que el presidente acuñara la sonora locución de: “¡Cuando se reparte mal el
botín, hay motín! En un comentario del Templo Mayor, suscrito por un
“Bartolomé”, escribe: Muy caro le salió a Marko Cortés dar a conocer la
repartición del botín, perdón, el acuerdo electoral con el PRI en Coahuila. En
su afán por reclamar posiciones…la alianza opositora se rompió en esa entidad
y, además, exhibió de fea manera los pactos más allá de lo político que hacen
los dirigentes partidistas”, pues eso de “repartirse un magistrado, el Registro
Civil, las oficinas de recaudación y ¡hasta notarías públicas!, nomás no cuadra
con la idea de honestidad que quieren vender”. En el enjuague, también se
incluye al instituto de información, que supuestamente debe ser ciudadano y
autónomo. Y el reparto iba tan en firme, que el mismo gobernador Manolo, expuso
que se incumplió porque el panismo no logró un 20% de votación.
En opinión de Álvaro Delgado, el
avezado periodista nativo de Lagos de Moreno, ese arreglo prueba lo faccioso de
las actuales dirigencias del PRI, PAN y PRD, advirtiendo que éste último, ya ni
siquiera es tomado en cuenta para los repartimientos. Para el músico Horacio
Franco, lo que Marko hizo al publicar el trato, es enorme desvergüenza y una
desmedida torpeza como guía del panismo. En cuanto a Mario Delgado, guía
estatutario de MORENA, la liga del PRIAN, la definió como una alianza de
intereses para negociar cargos. Y enfatizó: “Lo único que le faltó al convenio
es ver si se iban a distribuir el sueldo del gobernador o si se iban a repartir
también las mesas y las sillas. Ellos no tienen un proyecto de país, no tienen
un proyecto para las entidades donde gobiernan; ven a las instituciones
públicas como un botín para apoderarse de él y seguir saqueando el país”. (La
Jornada, 11 enero 2024).
Diversos escritores y académicos
han censurado severamente este convenio fallido del prianismo en Coahuila. José
Antonio Crespo, impugnador de la Cuatro T, sostiene en X, antes Twitter: “Somos
muchos quienes hemos criticado duramente a Marko, incluyendo la solicitud de su
renuncia”. Por su parte, el académico y escritor Héctor Alejandro Quintanar
Pérez, al hablar sobre ese repulsivo acuerdo prianista, subraya que “no es un
dislate, no es un exabrupto, es algo que refleja todo un proyecto político” de
esas dos fuerzas partidistas, las cuales coinciden ya ideológicamente y con
fondo oportunista para dispensar chambas de forma corrompida. Marko Cortés la
reveló, no por transparencia, sino de manera cínica.
Es incuestionable, que cuando se
cometen actos como el que nos ocupa, se agrede no solo a las instituciones, sin
a la comunidad por entero. Por ello tenemos la obligación todos los ciudadanos,
de estar bien informados, a efecto de actuar cívica y vigorosamente contra ese
modo de corrupción; esta conducta debe practicarse a diario, sin paréntesis, y
muy especialmente, el día de las elecciones, cuando el poder de nuestro voto,
en una jornada democrática distintiva, decidirá el porvenir de la ciudad, el
Estado y más que nada, de la nación.
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