Abel
Pérez Zamorano*
El
presidente López Obrador engañó a los mexicanos con la fantástica invención de
que al final de su administración, México gozaría de un sistema de salud igual
al de Dinamarca. Le creyeron sus fanáticos, obviamente, pero también millones
de mexicanos inadvertidos, y sobre todo desesperados, por años de rezago y
abandono en el sector salud, que esperan ansiosamente una mejora, aunque sea
como milagro, el mismo que AMLO ofreció para conservar el voto popular.
La
inescrupulosa venta de ilusiones ha quedado desmentida con creces por la triste
realidad. En la práctica la salud de los mexicanos de más bajos ingresos está
abandonada. “Durante los primeros cinco meses de este año el gasto que destinó
el gobierno federal a la función de salud fue […] 10.8% menos que lo ejercido
en el mismo periodo del 2022 […] menos de la mitad del mínimo recomendado por
la OMS […] [6% del PIB. El año pasado, México destinó 2.9%] la mayor caída de
la cual se tiene registro desde el 2007, cuando la Secretaría de Hacienda
empezó a detallar el gasto por clasificación funcional […] Los datos de
Hacienda mostraron que van tres años consecutivos en donde el gasto en salud se
reduce, por lo que de enero a mayo alcanzó su menor nivel desde el 2010...” (El
Economista, 17 de julio de 2023). Como porcentaje del PIB, el gasto en salud
promedio en la OCDE es 9.2; en México, 5.5%, el penúltimo lugar (OCDE, 2023).
Como
consecuencia lógica, la población eroga una proporción mayor de sus propios y
menguados ingresos (el llamado gasto de bolsillo) para cubrir esta necesidad
comprando el servicio al sector privado (verdadero beneficiado al final de
cuentas). El gasto de bolsillo aumentó, entre 2019 y 2020, de 42.1% a 49.4 “…
más del doble del promedio de los países de la OCDE (22.7%)”. Basado en la más
reciente ENIGH, Animal Político informa: “En 2022, ya superada la pandemia, las
familias mexicanas gastaron al trimestre, en salud, 54% más que en 2018, y la
proporción de ellas que se atendieron en el sector privado ascendió a 59%,
cuando en 2018 era 46% […] Para fines de evaluación de políticas públicas de
salud, es útil notar que los estados en los que los hogares tienen que
desembolsar más dinero para acceder a servicios de salud son también los más
rezagados en términos económicos. Oaxaca es el estado con mayor gasto de
bolsillo en salud y el tercero con menor ingreso monetario por hogar…” (Animal
Político, 8 de septiembre de 2023). Como el gasto de bolsillo, el aumento de
personas con carencia de acceso a servicios de salud pública “…se ha dado en
grupos vulnerables. En 2022, cerca de 16.4 millones de personas de la población
indígena se encuentran en esta situación […] en 2018 llegó a 5.4 millones: se
ha triplicado […] el número de personas mayores en carencia de acceso a
servicios de salud pasó de 1 millón en 2018 a 3.7 millones en 2022 […] Lo que
estamos presenciando, virtualmente, es el abandono de los hogares por parte del
Gobierno […] los hogares se empobrecen para poder cubrir la insuficiencia del
sistema de salud pública […] al analizar cuántas personas carecen de algún
servicio de salud. […] su número ascendió a 50.3 millones en 2022, un
incremento de 30.3 millones frente a 2018” (Animal Político, 8 de septiembre de
2023).
Las
consecuencias del abandono gubernamental han sido devastadoras. En salud
mental: “En México se ha suscitado un incremento del 20% en las tasas de
suicidio juvenil durante los últimos cinco años, INEGI” (Infobae, 5 de enero de
2024). México es segundo lugar en diabetes en América Latina. Crece el número
de personas dializadas que no tienen para costear su tratamiento. Escasean los
medicamentos, con el manido, y falso, argumento de “combate a la corrupción”.
“El extinto Insabi reportó que no consiguió 27.9 millones de medicamentos y
material de curación para este año y 2024. En el informe se destacó que no se
compró vincristina y otros medicamentos contra el cáncer” (El Financiero, 3 de
agosto de 2023). “Manuel Mirassou, especialista en síndrome metabólico [señaló]
[…] una crisis por el desabastecimiento de medicamentos en el sector salud, que
se agudizó en 2019 por los recortes presupuestarios y los cambios en la compra
de las medicinas del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador” (Forbes, 27 de
noviembre de 2023).
En
su “Panorama de la salud, OCDE, indicadores 2023”, desglosado por El
Economista, 16 de noviembre, dice. “La cobertura de la población de los
servicios básicos en México fue de 72.4% […] menor al promedio de todos los
países de la OCDE, 97.9% […] pero la cobertura ha caído en los últimos años”.
Solo al desaparecer el Seguro Popular, con el malhadado Insabi, 15 millones de
personas quedaron sin servicio médico. En reciente informe, la OCDE refiere: “…
la vacunación en niños está en un nivel del 83.4%, lejos del 93.5 del promedio
de la OCDE, mientras que la mortalidad materna está en 59.1 por cada 100,000
nacimientos, cuando el promedio es de 10.9 […] hay 2.5 doctores y 2.9
enfermeras por cada 1,000 habitantes, en contraste con el promedio de 3.7 y
9.2, respectivamente. Aunado a ello, cuenta con una cama médica por cada 1,000
habitantes, mientras el promedio es de 4.3” (Forbes, 7 de noviembre de 2023).
La
reducción de recursos para la salud ha resultado catastrófica para la población
más necesitada, sin medios para curarse con médicos particulares. “La causa de
muerte de aproximadamente el 20% de las personas fallecidas en México en 2022
fue porque no recibió atención médica o no encontró los medicamentos
necesarios, estimaron investigadores con base en un análisis de estadísticas
oficiales (Forbes, 27 de noviembre de 2023). El reporte arriba mencionado de la
OCDE-El Economista analiza el concepto “Mortalidad evitable”, definido como
“causas de muerte entre personas menores de 75 años que pueden evitarse
principalmente mediante intervenciones eficaces de salud pública y prevención
primaria…”. Pues bien, México tiene la tasa más alta: 665 por cada cien mil
habitantes, casi el triple de la media en la OCDE, 237. Además, en la pandemia,
México destacó entre los países con más muertes por Covid, y fue primer lugar
en fallecimientos de personal médico.
En
fin, considerando lo anterior, ¿cabe imaginar siquiera, aun por la mente más
fantasiosa, que nuestro sistema de salud se aproxima al de Dinamarca? Hay que
ser muy inocente, o muy perverso. Hoy tenemos un país más enfermo, sumido en el
abandono gubernamental, un escamoteo que se pretende ocultar con el reparto de
tarjetas que ni de lejos resarcen la pérdida sufrida en la salud de los
mexicanos ni en sus mayores gastos en ese rubro. Se habla mucho de los derechos
humanos; pues bien, este gobierno viola el de la salud, condenando a millones a
enfermedad y más pobreza. En esto, y más, vino a parar el slogan de: “primero
los pobres”, por lo demás, muy exitoso, eso sí, como marketing político.
*Catedrático
e investigador de la Universidad Autónoma de Chapingo.
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