Víctor
Hugo Prado
La inseguridad
es sin duda es uno de los problemas más graves que afectan al país. Las
probabilidades de que al cierre del actual gobierno se llegue a los 200 mil asesinados
por muerte violenta, serán un hecho de continuar con esta escalada de violencia.
Aunque el gobierno federal por conducto del presidente lo vean como una
magnificación por parte de los medios de comunicación “tradicionales”, los
hechos hablan por sí mismos. Para nadie es desconocido que una importante
cantidad de entidades federativas están bañadas de sangre.
Tan
solo en diciembre, se alcanzaron poco más de 170 mil homicidios dolosos,
convirtiendo al sexenio en el más violento de la historia del país, que registra
una de las tasas de homicidios más altos del mundo. Ahí están las noticias que
dan cuenta del avance del crimen organizado, que se apodera de comunidades
enteras, que se da el lujo de acribillar a una cincuentena de jóvenes que se
divierten en una fiesta. Ahí están los continuos y permanentes levantones que
sufren migrantes y no migrantes, ahí están los robos suscitados en Villa
Hermosa con los que se afecta el patrimonio y se altera la paz social. Ahí
están los migrantes secuestrados en Tamaulipas cuyo pecado era llegar a los
Estados Unidos para alcanzar el sueño americano.
Ahí
están los cierres de carreteras, los motines, el terror sembrado por los
cárteles que se disputan los territorios, que se atacan entre ellos, pero que
alcanzan a la población civil, y que en tiempos electorales ponen en riesgo
justas democráticas, que deben ser imparciales, objetivas y transparentes.
Ahí
están, en la calle la extorsión, la trata de personas, el narcomenudeo que
pueden alcanzar a nuestras niñas, niños y adolescentes. Ahí están a pesar de la
creación de la Guardia Nacional, a pesar de que el Ejército ronda las calles,
vigila y administra aeropuertos y puertos; a pesar de ello, la delincuencia continúa
creciendo, como así lo hace notar el incremento de 64.2 % en los últimos 8
años, de los cuales cinco son del actual presidente, dato que reporta Índice de
Paz México 2023.
Queda
claro que la política de abrazos no balazos no ha funcionado para mantener un
país, seguro, en paz, en el que se cumpla la Ley, al que debemos aspirar las y
los mexicanos.
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