Casi sin excepción, los alcohólicos
están torturados por la soledad. Incluso antes de que nuestra forma
de beber se agravara hasta tal punto que los demás se alejaran de
nosotros, casi todos nosotros sufríamos de la sensación de no
encajar en ninguna parte.
— Como lo ve Bill, p.
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Las agonías y el vacío que a menudo sentía dentro
de mí, hoy son cada vez menos frecuentes en mi vida. He aprendido a
lidiar con la soledad. Solamente cuando estoy solo y tranquilo, puedo
comunicarme con Dios, porque Él no puede alcanzarme cuando estoy
agitado. Es bueno mantener contacto con Dios en todo momento, pero es
absolutamente esencial que, cuando todo parece ir mal, yo mantenga
ese contacto por medio de la oración y la meditación.
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