Juan Manuel Celis Aguirre
Datos
del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo
Social (el Coneval) sostienen que en México por lo menos 30 millones
de habitantes tienen carencias por acceso a la alimentación, es
decir, son tan pobres y miserables que nunca se pueden alimentar
bien. Esto implica, dice el Coneval, que cada año mueren por hambre
y desnutrición 8 mil 500 mexicanos. En un país que se jacta de ser
la catorceava economía del mundo, que presume ser un país en vías
de desarrollo, hay gente que muere por hambre, porque no tiene para
comer. En nuestro país 23 mexicanos mueren al día por falta de
alimento; es decir, casi uno cada hora.
Somos un país que
trabaja mucho, pero muy pobre y desigual. Según la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el pueblo
mexicano es el más trabajador del mundo. Los hombres trabajan en
promedio 10 horas al día, lo que quiere decir que dos horas más que
las ocho horas que establece la jornada laboral legal, porque con
ocho horas no les alcanza para tener un salario digno. Y las mujeres
mexicanas trabajan, también según la OCDE, 12 horas todos los días.
Sin embargo, los salarios en el país son muy bajos y no alcanzan
para que la gente pueda tener una vida cómoda. De acuerdo con los
estudios del investigador Julio Boltvinik, en México hay 98 millones
personas viviendo en pobreza y en el sexenio de Andrés Manuel López
Obrador el número de gente en pobreza se incrementó en varios
millones. Morena prometió que lograría reducir la pobreza, pero no
lo logró. Sus pésimas políticas económicas, su desconocimiento de
la economía, sus políticas populistas copia de los gobiernos
populistas de antaño, solo lograron que más mexicanos se sumaran a
las filas de la pobreza y el hambre.
En Puebla, según los
datos más recientes, el 87.8 por ciento de la población vive en
condiciones de pobreza y la capital es uno de los municipios con más
gente viviendo en la miseria: por lo menos 700 mil capitalinos.
Si
vamos a la Sierra Norte del estado, es notable cómo se extiende la
miseria en cada casa, es notable que los campos no producen para
darle una vida cómoda a los campesinos, que son muy trabajadores. Si
vamos a la Mixteca Baja o a la zona de Tehuacán o al Valle de
Atlixco, nos encontramos con la misma realidad. Somos un estado
sumido en la miseria. Y la cosa no mejora. Si caminamos por las
calles de la capital, no es necesario salir del Centro Histórico
para encontrar vecindades sumidas en la pobreza más desgarradora,
para ver cómo las colonias populares están olvidadas y cómo
cientos de miles de poblanos trabajan mucho en las fábricas o en las
empresas, pero cómo sus salarios no les alcanza ni para comprar la
canasta básica.
La razón de todo esto es una: vivimos en
un sistema económico llamado capitalismo en donde la clase burguesa
se hace millonaria o multimillonaria explotando al proletariado, no
pagándole todo su trabajo porque le extrae la plusvalía. Esa clase
burguesa es defendida por los partidos políticos mexicanos, de todos
los colores y de todos los sabores. El actual es Morena, con López
Obrador a la cabeza, que se ha encargado de cuidar los intereses de
sus amigos los ricos, como Carlos Slim o Ricardo Salinas Pliego, en
contra de los más de 100 millones de mexicanos pobres. El
autollamado gobierno de los pobres solo logró hacer a más pobres a
los mexicanos.
¿Qué hacer? ¿Cómo erradicar la pobreza?
Es necesario un partido político del pueblo humilde, que esté
formado por los obreros, los campesinos, los estudiantes, los
maestros y cualquier persona con ideales progresistas. Ese partido
solo tendrá una tarea: tomar, democráticamente, el poder político
de México, para que desde el gobierno implemente una política para
erradicar a la pobreza. Es decir: tomar el poder para terminar con el
hambre, realizando cambios radicales en la economía mexicana.
Urge
que los pobres unamos fuerzas. Urge que los pobres nos organicemos.
Urge que los pobres nos politicemos y luchemos, si es que queremos
cambiar a nuestro país para bien de todos nosotros. A cumplir con
esta tarea.
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