Al principio, la prensa no
podía entender nuestro rechazo de toda publicidad personal. Estaban
totalmente perplejos por nuestra insistencia en el anonimato. Luego,
la comprendieron. Se encontraron ante algo inusitado en el mundo —
una sociedad que decía que quería hacer publicidad de sus
principios y sus obras, pero no de sus miembros individuales. La
prensa estaba encantada con esta actitud. Desde entonces, estos
amigos han hecho reportajes sobre A.A. con un entusiasmo que a los
miembros más fervientes les resultaría difícil igualar.
—
Doce Pasos y Doce Tradiciones, p. 177
Para mi
supervivencia y para la de la Comunidad, es esencial que yo no use a
A.A. para hacerme el centro de atención. El anonimato es para mí
una manera de practicar la humildad. Ya que el orgullo es uno de mis
defectos más peligrosos, practicar la humildad es una de las mejores
maneras de superarlo. La Comunidad de A.A. gana reconocimiento
mundial por sus diversos métodos de hacer públicos sus principios y
su trabajo, no porque sus miembros individualmente hagan publicidad
de sí mismos. La atracción creada por mi cambio de actitudes y mi
altruismo, contribuyen mucho más al bienestar de A.A. que la
promoción personal.
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