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lunes, 6 de noviembre de 2023

Sequía y “lidia”, catástrofes sin prioridad para la 4T


 


Salvador Mateo


Ante la magnitud de la tragedia provocada por el Huracán “Otis” en Guerrero, muchos líderes de opinión advierten que desgraciadamente, lo peor para Acapulco está por llegar pues, miles de personas dejarán el puerto, la inseguridad seguirá acechando y ganando territorio, la industria hotelera y restaurantera está herida de muerte. Se calcula que se necesitan alrededor de 300 mil millones de pesos para reconstruir Acapulco.


El problema está en que de dónde saldrá el dinero. Los mexicanos medianamente informados sabemos que este gobierno ha destinado el grueso de los recursos del erario público al Tren Maya y la refinería de Dos Bocas. Además de que en estos momentos la prioridad del presidente Andrés Manuel López Obrador son las elecciones del 2024. Y es por eso, que desde Palacio Nacional pregona “no fueron tantos” o “no nos fue tan mal”, refiriéndose la magnitud de los estragos y el número de fallecidos por el huracán “Otis”.

Pero la 4T no solo evidencia que su prioridad no es atender la emergencia en Guerrero. Hasta el momento no han sido cuantificados los daños en la agricultura que provocó el Huracán “Lidia” en su paso por las costas de Jalisco el pasado 10 de octubre en la que resultaron afectados miles de hectáreas de plantaciones de plátano, papaya, maíz, café, limón, entre otras. Asimismo, tampoco ha sido cuantificada la afectación al campo jalisciense por la severa sequía que afecta a casi todo el territorio estatal. Lo peor es que por ningún lado se ven los recursos federales para paliar la sequía y los daños por “Lidia”.






El gobierno estatal calcula que para hacer frente a los estragos que dejó la sequía en el campo y los severos daños provocados por el Huracán “Lidia”, Jalisco necesita mil 400 millones de pesos, de los cuales 670 millones ya están comprometidos por la actual administración estatal y está viendo de dónde va a jalar algunas bolsas para apoyar a los productores de tres mil pesos por hectárea y hasta cinco hectáreas considerando que son los pequeños productores quienes representan la mayor cantidad de afectaciones.

En la entidad se aproximan tiempos difíciles. De acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (Conagua), el 90 por ciento del estado tiene problemas de sequía, con lo cual, se anticipan problemas en la producción de maíz, trigo, leche y carne. De 125 municipios jaliscienses, 121 continúan registrando condiciones de sequía moderada a sequía extrema, siete demarcaciones están con sequía moderada; 25 están en niveles de sequía severa y 89 entidades municipales están en condiciones de sequía extrema, solo dos demarcaciones se consideran dentro de los parámetros de normalidad, Cabo Corrientes y Puerto Vallarta.

Por otra parte, el observatorio de conflictos socioambientales (OCSA) Jal que sirve como fuente de documentación de información y análisis de datos de las diversas problemáticas sociales relacionadas con conflictos socioambientales que ocurren en Jalisco señala, la sequía que este año azota a Jalisco y al país es la peor que se ha vivido en los últimos 30 años.






Organizaciones de productores agropecuarios advierten que el fenómeno podría tener múltiples y severas afectaciones a la economía a nivel nacional. Uno de los principales riesgos es el encarecimiento de granos. La falta de lluvia constante este año ha hecho que las tierras fértiles no estén produciendo lo mismo que en años anteriores y eso deriva a una escasez y por ende a un incremento en los costos de las pasturas.

Pero, como se ve la sequía y el Huracán “Lidia son catástrofes sin prioridad para la 4T, al igual que la reciente tragedia de Guerrero. Los afectados por estos desastres naturales, les queda la alternativa de unir fuerzas junto con el resto de los mexicanos y una sola voz exigir no solo dádivas, sino apoyos suficientes, al gobierno federal para afrontar en mejores circunstancias la falta de agua y poder reparar los daños provocados por los recientes fenómenos meteorológicos que devastaron las costas de Jalisco, Guerrero y otros puntos del país.
No obstante, en ninguna circunstancia se debe perder de vista que en nuestro país, no gobierna una nueva clase social, sino una mezcla confusa y heterogénea de comunistas, excomunistas, socialdemócratas, izquierdistas maquillados de progresismo, tránsfugas y trepadores profesionales de los viejos partidos que no alcanzaron o perdieron algún puesto público y uno que otro ricacho, quienes en estos momentos lo único que les interesa es contener el poder a cualquier precio. Por eso, aprovechan hasta las tragedias como un recurso demagógico y electoral como está haciendo la 4T en Acapulco, Guerrero.






Por lo que, para evitar que los mexicanos más vulnerables quienes, prácticamente carecen de todo tales como una vivienda digna, empleo digno, entre otras carencias sigan siendo víctimas de todo tipo de desastres naturales como ha ocurrido hasta ahora, es necesario construir una patria más próspera, sin pobreza, dónde se reparta la riqueza en forma más justa y equitativa. Esta tarea que la historia le tiene asignada al pueblo trabajador, hoy se vuelve más urgente que nunca.




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