Brasil Acosta Peña*
El
huracán Otis golpeó con fuerza a Acapulco y la costa de guerrero.
Fuera de lo previsto, el huracán cobró mucho mayor fuerza de la
esperada en virtud de qué las temperaturas de la región rebasaban
los 26 °C hasta llegar a 30. Por lo cual, de ser una tormenta
tropical, pasó a convertirse en un huracán de categoría cinco.
Hasta ahora, todos los ojos están puestos en los centros comerciales
y hoteles turísticos de Acapulco; sin embargo, es fundamental tomar
en consideración todas las comunidades humildes de la región que
han sido incomunicadas y afectadas por el siniestro.
En estos momentos
puede sonar descabellado y para algunos, hasta insensible, decir que
le dijimos a los morenistas que la desaparición del fondeen era un
error, en su loco afán por tener dinero para comprar votos. Esta es
una prueba más, no hay duda, de que no saben gobernar; pero, ahora
que ya tienen el problema encima deben sacar recursos de dónde sea
para atender, sobre todo, a las comunidades más marginadas qué son
las más afectadas por el siniestro y, cabe aclarar oportunamente, el
problema no se resuelve diciéndole a la gente: “agarra de lo que
te doy en la tarjetita”, o si le dicen: “ten, ahí te doy
recursos en efectivo”, si la vivienda queda destruida, las
carreteras sin repararse, las comunidades sin luz, ni agua ni drenaje
y los sistemas de salud colapsados. En otras palabras, la política
de transferencias monetarias de este gobierno no serán la respuesta
integral a la solución de los males ocasionados por este meteoro.
Es por ende fundamental manifestar que este gobierno,
que canceló el fondo que resolvía estas carencias, es decir, el
Fonden, tendrá que ver de dónde saca para atender el desastre
natural que afecta a la gente humilde de Guerrero y debe informarnos,
además, cómo y de donde habría sacado dinero, pues el instrumento
legal para tal efecto no existe más.
Hay que señalar,
también, que entre los efectos colaterales se encuentran la
afectación directa de los sensores sismológicos, razón por la
cual, si a todo esto viene un temblor por esa zona de Guerrero, la
ciudad de México puede sufrir las consecuencias graves si el temblor
es fuerte por no recibir la alerta sísmica oportuna.
No
es la primera vez que Acapulco y su región se ve afectada. Ya en
1997 el huracán Pauline golpeó las costas de Acapulco y dejó más
de 300 muertos y muchos daños en la región. “El huracán Pauline
representó el fenómeno más intenso en la historia de Guerrero
—hasta ese momento—. Las intensas lluvias provocaron repentinas
crecidas los ríos Papagayo, La Sabana y El Camarón; derrumbes en
las cadenas montañosas; peligrosos flujos de lodo que arrastraron
todo tipo de material; cortes carreteros; puentes destruidos;
poblaciones incomunicadas; y daños totales en cinco mil
viviendas.
De acuerdo con datos del gobierno, Pauline
provocó más de 300 muertes en Guerrero y Oaxaca, además de dejar
cientos de heridos y familias sin hogar”, dice una nota del diario
argentino Infobae del 25 de octubre del presente año.
Al momento de
escribir este artículo, no han sido cuantificados los daños del
huracán, y no se han señalado todavía víctimas mortales, salvo 16
personas que por falta de energía eléctrica perdieron la vida al
estar hospitalizadas y dejar de recibir suministros vitales. Debe
preocuparnos que en el lenguaje oficial comience a vibrar un ambiente
de deslinde al manifestar que se trata de un fenómeno atípico y que
a todos nos agarró por sorpresa. ¿Se trata de curarse en salud? Por
supuesto, en su mañanera del presidente no dijo nada del
desaparecido Fonden, mientras que sólo hizo referencia a apoyos con
maquinaria y el ejército para la atención inmediata y a los
damnificados que, eso sí, suman miles.
Debo adelantar
que debe este gobierno ser consecuente y por el bien de todos,
primero los pobres. No resultaría remoto que todas las ayudas se
centraran en la zona hotelera, en los grandes comercios y se abandone
a la gente más humilde. Si fuera el caso, habremos de denunciarlo y
le daremos voz a los sin nada para que se les respete: 1) su trabajo
y se les pague su salario, aún y no funcione el negocio, pero entre
las ayudas que diera el gobierno al negocio, debe estar el respeto a
los salarios. 2) Debe atenderse de inmediato a las familias
incomunicadas para que reciban apoyo según la magnitud de su
devastación. 3) Debe darse un apoyo inmediato en alimentación,
salud y vivienda a los afectados más humildes y 4) restauración
inmediata de caminos, luz, agua y drenaje de las comunidades
afectadas.
Me interesa hacer una reflexión final: las
consecuencias de estos procesos devastadores de la naturaleza sobre
ella misma, no son resultado de la casualidad, si no fruto de una
serie de cambios cuantitativos que hoy se manifiestan en cambios
cualitativos, derivados de la esencia del modelo capitalista basado
en el afán de lucro como motor para la realización de la ganancia,
con base en la explotación del trabajo del hombre utilizando todos
los recursos materiales a su alcance independientemente de qué con
ello se devaste la naturaleza y produzca cambios de comportamiento de
ella misma no esperados. Si encima de saber los efectos que causa la
devastación derivada del capitalismo, nuestro gobierno como si
dijéramos, le atiza a la olla, dando incentivos perversos a los
campesinos del sureste de la República, mediante el programa
sembrando vida, y que se ha documentado, incluso con imágenes de
satélite en las que los campesinos, para poder calificar dentro del
programa, han tumbado árboles y han quemado la superficie que
habitaban, para que le dieran dinero del programa Sembrando Vida. En
otras palabras, lejos de que el gobierno mexicano, que se dice
progresista, calcule los efectos negativos que tendría el programa
Sembrando Vida, haya optado por fortalecerlo con el afán de obtener
votos en las siguientes elecciones, ha afectado al medio ambiente y,
sin duda, una parte, aunque pequeña quizás, pero han afectado al
medio ambiente.
Los siniestros naturales cada vez serán
más fuertes y devastadores, los humanos debemos entender que el
problema que los ha agudizado es, sin duda, el modelo económico
capitalista egoísta y, por lo mismo, debemos cambiarlo por uno en el
que no sea el afán de lucro, sino el interés común el que guíe
nuestros destinos, por otro lado, una vez que desaparece el Fonden,
es momento de ver qué va a hacer el gobierno para sustituirlo y
nuestro llamado es a que el gobierno sea consecuente con su lema: por
el bien de todos, primero los pobres. Eso queremos ver en Guerrero y
Sinaloa.
*Diputado federal antorchista.
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