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lunes, 9 de octubre de 2023

López Mateos, ariete para derrotar a las oposiciones


 

Pedro Vargas Avalos



Dos temas sustanciales para la soberanía nacional, han puesto de relieve el gran espíritu que alimentó el pensamiento del presidente de México, Adolfo López Mateos (1909-1969), quien dirigió los destinos de la nación, del año de 1958 al de 1964. El primer tema se refiere a la electricidad, que él nacionalizó, y el segundo, a los libros de texto gratuito, a los que hizo realidad.




En un apretado resumen de lo realizado en el sexenio del mencionado y muy gratamente recordado primer mandatario, se nos dice que de su gobierno, aparte de la creación de la Comisión Nacional de libros de Texto Gratito y el decreto nacionalizador de la energía eléctrica, sobresalen las mejoras sociales, fiscales y económicas que puso en marcha, el impulso que dio a las obras públicas y la actividad política exterior, ingreso en la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio y mantenimiento de su apoyo a Cuba, a pesar de las presiones de Estados Unidos, país con el que solucionó favorablemente para México la disputa por el territorio de El Chamizal, a causa del cambio de curso del río Bravo o Grande.(Buscabiografías.com).

Sobre ese gran hecho que fue la nacionalización de la electricidad, culminado el 27 de septiembre de 1960, el mismo gobernante federal manifestó: “La nacionalización de la energía eléctrica es una meta alcanzada por el pueblo en el camino de la Revolución… invitamos al pueblo de México a que, en posesión de su energía eléctrica, acreciente su industrialización para llevar a los hogares de todos, los beneficios de la energía eléctrica y los de la industrialización”. Y enseguida agregó, este también notable orador político: “Ni un paso atrás, fue la consigna de Don Lázaro Cárdenas del Río, al nacionalizar nuestro petróleo. Hoy le tocó por fortuna a la energía eléctrica. Pueblo de México, los dispenso de toda obediencia a sus futuros gobernantes que pretendan entregar nuestros recursos energéticos a intereses ajenos a la Nación que conformamos”. (Discurso del presidente Adolfo López Mateos, 27 de septiembre de 1960).






De igual manera, los libros que de forma gratuita se entrega a la niñez del país, arrancan en 1959 por el multicitado presidente López Mateos. El decreto por el que se instauró la Comisión Nacional de Libros de Texto gratuito (Conaliteg) fue publicado el 12 de febrero de ese año, cuando el gran poeta y escritor, Don Jaime Torres Bodet (1902-1974) era el secretario de Educación Pública. Al respecto expresó nuestro bien rememorado primer magistrado: “"En un país de tantos desheredados, la gratuidad de la enseñanza primaria supone el otorgamiento de libros de texto”. De esa manera, se garantizó el acceso a la educación a todos los impúberes mexicanos: por esos años, apenas el 50% de los chicos de edad escolar asistían a la escuela, y muchos de ellos tenían que abandonar sus estudios por falta de recursos económicos.

Por todo lo anterior, es que se justifica la ideología que siempre sostuvo aquel destacado presidente y que él mismo resumió: "A mi izquierda y a mi derecha está el abismo. Yo soy de extrema izquierda dentro de la Constitución". Las oposiciones a esas ideas, desde luego que las han combatido, y en ciertos instantes, han logrado tambalearlas.

En el momento actual, se sigue librando la formidable batalla entre los que procuran que nuestra patria avance, y los que se empeñan en que regrese al neoliberalismo, sistema imperante de forma excesiva, a partir de Miguel de la Madrid y especialmente con el mal recordado Carlos Salinas, cuya pésima influencia campeó de una u otra forma, con Fox y Calderón, hasta el período del nefasto Enrique Peña Nieto, quien concluyó sus funciones en 2018. En fechas modernas, la cuestión de los libros de texto gratuito, ha sido el ámbito en que se enfrentan las dos fuerzas antagónicas.






En general, la edición y distribución de estos materiales para la educación básica (ahora integrada por la preprimaria hasta los niveles secundarios) en el lustro vigente, se llevaba a cabo sin contratiempos mayores. Pero este año, el gobierno de la autollamada Cuarta Transformación (4T) al innovar los ya 70 libros que cubren el espectro educativo básico, desataron una serie de ataques -más que críticas- hacia dichos libros, el gobierno de la 4T y particularmente, del primer mandatario Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Esas casi descalificaciones de las obras en cuestión, sumaron a muchos comentócratas antiobradoristas, y como afirmó Jorge Zepeda Patterson: “muchos de mis colegas dedicados al análisis político han decidido, de una vez y para siempre, que son instrumentos perversos de adoctrinamiento y condenan al atraso a las futuras generaciones.” (Pensándolo bien, 10-08-2023).

Varios Estados, sobre todo los gobernados por partidos de oposición al actual régimen federal, encabezaron un movimiento para que no se entregaran los antedichos libros. De entre ellos destacó lo que hizo la gobernadora de Chihuahua, alineada por la ideología panista que el actual guía de ese partido de derecha, Marko Cortés sostiene, y que se entiende con lo que dijo: en mi opinión, “los nuevos libros de la Secretaría de Educación Pública (SEP) ‘tratan de adoctrinar a los pequeños’ por lo que les pidió a los padres de familia que los quemen y destruyan”. Algo similar ya lo había expresado Ricardo Anaya, el excandidato panista que anda, a salto de mata, en autoexilio voluntario. (diario Tribuna, 2-08-023).

Así las cosas, el 4 de agosto pasado, se presentó por el gobierno chihuahuense, la controversia constitucional "en contra de la Secretaría de Educación Pública, de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos, del Titular de la Subsecretaría de Educación Básica, del Titular de la Dirección General de Materiales Educativos, de la Dirección General de Educación Superior, del Titular de la Dirección General de Formación Continua a Docentes y Directivos, así como del Titular de la Dirección General de Gestión Escolar y Enfoque Territorial". Ni tardo ni perezoso, el ministro Luis María Morales (de rancio pensamiento conservador) dio entrada a la demanda y ordenó el viernes 11 del dicho mes, suspender la distribución de los libros de texto gratuitos de la SEP en el estado de Chihuahua. Al respecto, dijo Maru Campos, gobernante blanquiazul del gran estado norteño: “La educación de niñas y niños está a salvo en Chihuahua. No vamos a permitir que libros con tantos errores lleguen a manos de las alumnas y los alumnos de nuestra entidad". (El Economista, 11 agosto 2023).






Desde luego que eso incomodó al presidente López Obrador y gran sector de mexicanos, incluyendo al magisterio que exigía se distribuyeran los libros. Sobrevino la impugnación a tan desafortunado acuerdo del citado ministro, y por fin este miércoles 5, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia, decidió echar para atrás aquella actuación del susodicho L.M. Morales: Los ministros coincidieron que la SEP no vulneró el derecho a la educación, por lo que en el reclamo del Ejecutivo local no se sustenta una violación constitucional para la enseñanza-aprendizaje. En consecuencia, se ordenó que los libros se entreguen a sus destinatarios, es decir a los educandos chihuahuenses. El Gran Diario de México, publica en primera plana: “Revés para el PAN, Chihuahua debe entregar libros de la SEP “. De similar manera, la prensa nacional difundió ese mensaje.

En la mañanera del día 6, al referirse el presidente a lo que acordó la Sala de la Corte, se dijo estar contentísimo, y añadió: “Muchas gracias a los ministros, hay que reconocer. Cuando se actúa bien, hay que reconocerlo. Estaba mal lo que hicieron, lo que hizo la gobernadora de Chihuahua y lo que hizo el ministro Aguilar, que le dio entrada a una solicitud de amparo para no distribuir los libros. Imagínense, los libros de texto, no entregarlos a los niños nada más… por politiquería. Entonces, ayer resolvieron los ministros por unanimidad —no todos, pero a los que les tocó atender este asunto—…, que se entreguen los libros a los niños en Chihuahua. Nada más falta Coahuila, pero ya con esto es un paso adelante”. Los juzgadores del caso fueron Jorge Mario Pardo Rebolledo, Margarita Ríos Farjat, Juan Luis González Alcántara y Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena: a ellos un aplauso.

En conclusión, podemos afirmar, que el ideario de aquel bien recordado mandatario que fue D. Adolfo López Mateos, de nuevo salió avante, y en respaldo a lo que hace la Cuarta Transformación, permitió que la educación prosiga su trayectoria en toda la república, a favor de nuestros educandos, que ni duda cabe, son la esperanza de un México más justo, educado y competente en todos los órdenes.






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